miércoles, 3 de junio de 2015

El final de El Quijote



Cuando he leído el capítulo final de "El Quijote", me ha parecido nuevo. No lo recordaba, la verdad.

Las historias de "El Quijote" la he contado o escuchado muchas veces y sin embargo, son muy pocas las veces que las he leído. Eso pasa con todo lo que se convierte en cultura, que sale a todas horas sin que apenas nadie se moleste en leer el documento original. No os voy a recordar lo importante que es leer "El Quijote" y mucho menos este bendito año del 400 aniversario de la publicación de la segunda parte. Ya os habrán martirizado con eso. Hoy vamos a hacer algo al menos tan importante como leerlo. Vamos a jugar con él.

Por ejemplo, mi versión del final de "El Quijote" sería ésta:

Como la locura de Alonso Quijano era genuina, no resultaba abordable desde la razón. No hubo forma de convencerlo ni de retenerlo en cierto lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, aunque los expertos dicen que podría ser Villanueva de los infantes. Siendo así, el cura y el barbero idearon el plan se aliarse con su delirio y, desde dentro, traerlo de vuelta. En un primer intento lo enfrentaron al Caballero de los Espejos, pero Quijote lo derrotó y continuó su periplo. Por fin volvieron a disfrazar a Sansón Carrasco de caballero, y nada menos que en las playas de Barcelona, el Caballero de la Blanca Luna derrotó a Don Quijote en duelo singular. Como el caballero de la triste figura se había comprometido a regresar si perdía en la justa, su locura obedeció y vino a morir a casa, para tristemente recuperar la cordura y expirar.

La verdad, no me gusta que acabe bien, o bien cuerdo, debería decir. A todos nos gustaba más loco y vivo que cuerdo y muerto. Esto es algo que ocurre mucho, ¿verdad?

Pues si queréis jugar, contadnos alguna historia del Quijote en los comentarios.

Vale.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y ya cuerdo dijo Alonso Quijano: “Puesto que las cosas humanas no son eternas, y declina mi tiempo, como corresponde desde su principio a su fin. No sean tristes mis últimos suspiros. En mi locura, aún perdido, he busquemos la luz y la verdad. Y hoy, ya en mis cabales, cuando la noche cubrirá con el silencio mi sueños, creo que no he vivido en vano.”
jemart

Anónimo dijo...

Alonso Quijano al expirar dijo en un susurro, mientras los 22 gramos que pesa el alma se escapaban por sus labios : están locos estos romanos.

Anónimo dijo...

Alonso Quijano al expirar dijo en un susurro, mientras los 22 gramos que pesa el alma se escapaban por sus labios : están locos estos romanos.