lunes, 25 de mayo de 2015

Empezar otra vez


"1UP" es lo que ponía en las máquinas de los bares cuando metías una moneda de cinco duros o, más raramente, cuando ganabas una partida extra gracias a tu habilidad.
Hoy empieza todo, como el programa de Ángel Carmona y compañía. Alguien le ha dado al botón de "Reset", probablemente nosotros con toda la intención, y todo comienza de nuevo. Hoy más aún, que después de las elecciones ya no tendremos la dictadura azul, ni el lunes del orgullo facha, ni a la Cospedal tan subidita, o sí, puede que eso no cambie, pero ahora sin tantos motivos. Los narcisos es lo que tienen, que sólo se dan cuenta del batacazo si se rompen el cráneo y a veces ni eso.

Sea como sea, ahora vuelve a empezar el Universo, pero no podemos arrancar de cero. No tenemos esa suerte. Tenemos que partir con lo que arrastramos. No nos podemos liberar de todo, pero sí de algunas cosas.

Hace tiempo jugamos con las cosmogonías, los relatos del inicio del universo, y hoy os propongo que hagamos lo mismo. Me vale la cosmogonía que escribiría hoy Rajoy, o Rosa Díez, o mi amiga Esperanza Aguirre, aunque me gusta más esta cosmogonía de Brossa:

COSMOGONÍA

Extendía ligeramente el muslo
Y me lo dejaba entre las piernas,
Y colocaba por encima
Su pierna izquierda, por el exterior
De mi muslo derecho.



Os dejo hueco en los comentarios para vuestras historias del reinicio del mundo

domingo, 17 de mayo de 2015

Maratón de cuentos: el bosque


Ya queda menos de un mes para el maratón y el programa es tan interesante que no me pienso despegar de Guadalajara ese fin de semana. Narradores maravillosos llenarán con palabras todos los rincones y todos los ratos y eso por no hablar de las actividades que van a rodear el Palacio del Infantado de Guadalajara esos días.
Hoy me centro sólo en una: La hora de los ultracortos.
En la madrugada del sábado al domingo habrá una hora en la que se contarán relatos ultracortos. Nada más. decenas de ellos. Como el tema de este años es "El bosque", os propongo que preparemos un montón para contar esa madrugada.

El barón rampante de Ítalo Calvino, que citan en la introducción del programa, podría ser uno en su versión más reducida:
Cósimo Piovasco di Rondó se hartó del mundo a ras de tierra y de todas sus servidumbres y se subió a los árboles, para no bajar nunca más en su vida.

Como buen ejemplo de microrrelato de bosque, vale este de José María Merino, aunque sea demasiado largo como ultracorto, pero es el que se me ha ocurrido.

ECOSISTEMA
El día de mi cumpleaños, mi sobrina me regaló un bonsái y un libro de instrucciones para cuidarlo. Coloqué el bonsái en la galería, con los demás tiestos, y conseguí que floreciese. En otoño aparecieron entre la tierra unos diminutos insectos blancos, pero no parecían perjudicar al bonsái. En primavera, una mañana, a la hora de regar, me pareció vislumbrar algo que revoloteaba entre las hojitas. Con paciencia y una lupa, acabé descubriendo que se trataba de un pájaro minúsculo. En poco tiempo el bonsái se llenó de pájaros que se alimentaban de los insectos. A finales de verano, escondida entre las raíces del bonsái, encontré una mujercita desnuda. Espiándola con sigilo, supe que comía los huevos de los nidos. Ahora vivo con ella, y hemos ideado el modo de cazar a los pájaros. Al parecer, nadie en casa sabe donde estoy. Mi sobrina, muy triste por mi ausencia, cuida mis plantas como un homenaje al desaparecido. En uno de los otros tiestos, a lo lejos, hoy me ha parecido ver la figura de un mamut.

Animaos con vuestros pequeños bosques. Os dejo decenas de huecos en los comentarios.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Micropoemas


Antes de la fiebre de lo micro desencadenada por Twitter Ajo ya estaba ahí.
El otro día, en un taller que hice con unos chicos de 4º de la ESO (mayoría chicas, como siempre), les hizo gracia este librito de Ajo e hicimos un ejercicio con él.

Elegimos tres micropoemas:

Otra vez viernes,
otra vez noviembre,
otra vez hoy,
todavía yo.

Yo lloro,
tu lloras,
él llorará.

y éste de otro libro de Ajo:

Historia de amor intermitente:
acaba la música
y empieza el baile
de repente.

El juego era hacer cada uno los tres suyos a partir del primer verso de cada poema:

Otra vez viernes...

Yo lloro...

Historia de amor intermitente...

Os dejo los comentarios para que colguéis los vuestros.
Hoy vuelvo con los chavales a ver qué se les ocurre. Siempre es sorpresa y siempre se les va a ocurrir algo maravilloso.

domingo, 10 de mayo de 2015

La generosidad y el agradecimiento







Gregor es el nombre con que Jean Echenoz bautiza a su Nikola Tesla en la última entrega de su trilogía de relatos biográficos. Primero fue Ravel y después Correr, donde cuenta la historia de Emil Zátopek. Las tres novelas breves no son exhaustivas y ahí está su gracia, que sólo cuentan lo que interesa al escritor. Esta quizá sería una de las principales reglas de la escritura: escribe sólo de lo que te interese. Cuando te aburras, por ahí no es. Eso mismo comenta el autor cuando pasa muchos párrafos hablando de las palomas de Tesla. Suficiente.

En la imagen un fragmento del texto en el que se habla de la generosidad y el agradecimiento.
Buen tema para meditar.
Os dejo espacio en los comentarios.

domingo, 3 de mayo de 2015

El día de las madres


El primer libro de Winnicott que cayó en mis manos fue éste. En él aprendí mucho de mis hijos y de la vida, y también de lo que querría hacer en mi profesión, pero de eso me daría cuenta mucho tiempo después. El caso es que cuando lo leía, me chirriaba que siempre hablara de la madre y casi nunca del padre. Dadas mis circunstancias personales y mi día a día, para poder leerlo sin sentirme excluido traducía siempre "madre" como "madre o quien también cumpla la función de madre". Así pude cruzarlo de extremo a extremo y empaparme de él.
Toda "madre de Winnicott" está con sus hijos durante mucho tiempo, durante todo el tiempo, sin remedio, a pesar de las distancias.

En relación con todo esto, en Documenta mínima reseñaron hace unos días García, el último libro de Pablo García Casado y nos regalaron este fragmento:

AMOR

En qué sueñan ahora mientras duermen. Adónde van sus temores si no conocen el óxido. Qué piensan cuando nos miran desde los pies de la cama, corno un espectro, esperando el abrazo en el frío de la noche. Qué esperan de nosotros.
Yo intento ser un padre ecuánime, un padre modestamente comprensivo. Pero más de una vez soy un Yahvé que cruza la línea de lo justo. Que se comporta con reacciones desproporcionadas. Que deja salir a la bestia. Soy también ese mundo que espera al otro lado. Alguien que daría la vida por ellos. Pero otro.


Ahora os toca a vosotras y vosotros escribir, "madres de Winnicott".