domingo, 27 de julio de 2014

No busques trabajo



No busques trabajo es un libro de Risto Mejide que ha tenido cierto éxito. Yo lo he leído y no está mal, pero todo lo que dice está resumido en el maravilloso artículo que escribió en mayo de 2013. Leedlo, por favor y compartidlo.

Os iba a sugerir que empezaráis así: "No busques trabajo..." y yo pretendía continuar en los puntos suspensivos, pero me he encontrado con Saramago y me ha recordado algo.


lunes, 21 de julio de 2014

Todos los días nos cambia la vida






El otro día pasé un rato del verano en la biblioteca de Puerta de Toledo y me dijeron que no podía tomar fotos. Estuve en este libro de Andrés Neuman y pensé que tenía que estar en Twitter. Ahora lo sigo.
Como es verano, un ejercicio simple y precioso. Empezad vuestras frases como las de Neuman y acabadlas vosotros:

Casi siempre el poema... lleva media vida contigo hasta que ve la luz
Un adjetivo... es un acto de fe
Amar... es la obra de nuestra vida
Todos los días... me acuerdo de lo que escribió María José de la felicidad
Pellízcame.

(esto es sólo un ejemplo)

sábado, 19 de julio de 2014

Pensamientos macabros


Cuando estaba en un congreso médico pensé, como pensaron otros y hasta lo dijeron en voz alta, que si caía una bomba allí y nos borraba del mapa a los cientos de especialistas presentes, se acabaría el paro en nuestra profesión.

Tener pensamientos macabros es normal. Que la realidad los confirme es lo malo.


martes, 15 de julio de 2014

Pessoa transgeneracional


Mi primer trabajo fue de socorrista en una piscina de un club privado. Estuve un par de semanas y me aburrí un poco, aunque tuve un gran éxito entre las niñas de diez años, algo terrible para un chaval de 16. Lo más grave que atendí fue una picadura de avispa. Luego me haría médico. 
Con la pasta que gané que era poca, pero mucha para mí, me compré una guitarra y un libro de Pessoa en el que estaba el poema que hay debajo. Había visto un fragmento en el periódico y me pareció precioso y la verdad absoluta, si es que eso podía existir. 
Ese libro es de los más importantes de mi vida. Si tuviera que elegir un puñado de libros, ése sería uno de ellos. Con veinte años me lo llevé a Galicia y un cantautor alcohólico se lo quiso apropiar y lo guardó en su mochila. Yo le eché valor y le dije que me lo devolviera antes de bajarnos del expreso que nos devolvió a Madrid. Era mío y no suyo. Me costó, pero lo tenía claro.
Hace unos días, mi hijo, que también cumple ahora mismo 16 años, me trajo esta postal de Portugal.


Bastante Metafísica hay en no pensar en Nada.

¿Qué pienso yo del mundo?
¡Yo qué sé lo que pienso del mundo!
Me pondría a pensarlo si enfermara.

¿Qué idea tengo de las cosas?
¿Qué opinión es la mía sobre causas y efectos?
¿Qué he meditado sobre Dios y el alma
y sobre la creación del Mundo?
No sé. Pensarlo es para mí cerrar los ojos
y no pensar. Es correr las cortinas
de mi ventana (que no tiene cortinas).

¿El misterio de las cosas? ¡Qué sé yo qué es el misterio!
El único misterio es que haya quien piense en el misterio.
Quien está al sol y cierra los ojos
al principio no sabe qué es el sol
y piensa muchas cosas llenas de calor.
Mas abre los ojos y ve el sol
y no puede ya pensar en nada
porque la luz del sol vale más que los pensamientos
de todos los filósofos y de todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace
Y por eso no yerra y es común y es buena.

¿Metafísica? ¿Qué metafísica tienen esos árboles?
La de ser verdes, la de tener copa y ramas,
y la de dar fruto a su hora, y eso no nos hace pensar
que no sabemos darnos cuenta de ellos.
¿Habrá mejor metafísica que la suya
de no saber para qué viven
ni saber que no lo saben?

«Constitución íntima de las cosas»…
«Sentido íntimo del universo»…
Todo eso es falso, todo eso no quiere decir nada.
Increíble, que se puedan pensar cosas así.
Es como pensar en razones y fines
cuando empieza a rayar la mañana y allá por la arboleda
un vago oro lustroso va perdiendo oscuridad.

Pensar en el sentido íntimo de las cosas
es sobreañadir, es como pensar en la salud
o llevar un vaso al agua de los manantiales.

El único sentido íntimo de las cosas
es el de no tener íntimo sentido alguno.

No creo en Dios porque nunca lo he visto.
Si él quisiera que yo creyese en él
vendría sin duda a hablar conmigo,
y cruzada mi puerta, casa adentro,
me diría: ¡Aquí estoy!

(Esto tal vez suene ridículo al oído
de quien, por no saber qué sea el mirar a las cosas,
no entiende al que habla de ellas
con el modo de hablar que el fijarse en ellas nos enseña.)

Pero si Dios es las flores y los árboles
y los montes y el luar y el sol,
¿por qué llamarle Dios?
Le llamo flores y árboles y sol y luar y montes;
porque si él se hizo, para que yo lo viese,
sol y luar y montes y árboles y flores,
si ante mí aparece como árboles y flores,
y luar y sol y flores
es porque quiere que yo le conozca
como árboles y montes y flores y luar y sol.

Y por eso obedezco
(¿qué más sé yo de Dios que Dios no sepa de sí mismo?).
Le obedezco al vivir tan espontáneamente
como quien abre los ojos y ve,
y le llamo luar y sol y flores y árboles y montes,
y le amo sin pensar en él,
y lo pienso al ver y oír,
y ando con él a todas horas.



En realidad esto lo firma Alberto Caeiro, uno de los heterónimos de Pessoa. ¿Queréis ser vosotros también un nuevo heterónimo y firmar un texto sobre la metafísica? En los comentarios tenéis la oportunidad.

jueves, 10 de julio de 2014

Volvemos siempre



Todos volvemos a los mismos sitios, por mucho que cambiemos. Hoy he pensado que quería compartir con vosotros un poema de Mario Benedetti, pero ya está en el blog. No me salvo, no te salves y nunca, nunca, nos quedemos en el borde del camino.
Total que he pensado en otro:


Táctica y estrategia

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.




¿Cuál es vuestra táctica y vuestra estrategia?

miércoles, 2 de julio de 2014

Poetry Slam



Poetry Slam, como lo definen en su web, es una disciplina híbrida entre la poesía, la performance y el talent show. El concursante se sube al escenario y tiene 3 minutos para emocionarnos... y ganarse nuestro voto. Yo estuve el sábado en Madrid con unos amigos (gracias Javier por la invitación y por cierto, hoy y a la hora que se cuelgue esto, cumple años mi otro Javier, mi Javier, que probablemente, a estas alturas pase del poetry slam y dentro de un par de años o cuatro le encante) y aunque en muchos momentos fue decepcionante el espectáculo que habían montado y de un frikismo de vergüenza ajena, principalmente debido a los presentadores, hubo algún rato de no olvidar y de contar a los amigos. Por eso os lo cuento. Estuvieron bien los Poetílicos sobrios, primos de los Polipoétics, pero el que me encantó fue Daniel Orviz. Este chico es un crack. Aquí podéis disfrutar de su poema "Camareta cultureta". No os voy a contar de que va, pero en mi cabeza ya ha anidado eso de "...no sé yo si gimen guay o Hemingway..."

Así que a ver si os animáis a preparar un slam lleno de gracia y si puede ser que esté al borde de la hipomanía o también, el ejercicio de hoy podría ser uno con el mismo título que el de Orviz en el que os metáis con los culturetas. ¿Os apetece?