sábado, 26 de septiembre de 2009

El asunto Flitcraft

En la novela El halcón maltés, para muchos la madre de la novela negra, Sam Spade le cuenta a Brigid O'Shaughnessy la siguiente historia:

Un hombre llamado Flitcraft salió un día de su oficina de corredor de fincas para ir a comer. Salió y jamás volvió. No acudió a una cita que tenía a las cuatro de la tarde para jugar al golf, a pesar de que fue idea suya concertarla y de que lo hizo solamente media hora antes de salir para comer. Su mujer y sus hijos nunca más le volvieron a ver. El matrimonio parecía feliz. Tenía dos hijos, dos niños varones, uno de cinco años y otro de tres. Flitcraft era dueño de su casa en un buen barrio de las afueras de Tacoma, de un «Packard» nuevo y de los demás lujos que denotan el éxito feliz de una vida en Estados Unidos.
Flitcraft había heredado 70.000 dólares de su padre, y el ejercicio de su profesión de corredor de fincas aumentó aún más su peculio, que ascendía a unos 200.000 dólares en el momento de su desaparición. Sus asuntos estaban en buen orden, aunque existían entre ellos algunos aún pendientes; el hecho de que no hubiera tratado de concluirlos era una clara prueba de que no había preparado su desaparición. Por ejemplo, un negocio que le hubiera supuesto un bonito beneficio iba a concluirse al día siguiente al de su desaparición. Nada indicaba que llevara encima más de cincuenta o sesenta dólares en el momento de esfumarse. Sus costumbres, durante los últimos meses, eran lo suficientemente conocidas como para descartar cualquier sospecha de vicios ocultos o de la existencia de otra mujer en su vida, aunque tanto lo uno como lo otro cabía dentro de lo posible.

¿Qué le ocurrió a Flitcraft?
Éste es el ejercicio de hoy. Vuestra solución en los comentarios.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Cyrano en blanco


El 19 de septiembre nos juntamos los amigos del Cyrano y nos fuimos para la Noche en Blanco donde nos habían invitado a participar. Mirad cómo nos presentaba el programa. Es gracioso lo que cuentan, aunque hicimos lo de siempre, que no es poco: escuchar las peticiones de la gente que tuvo que esperar una buena cola (mirad la foto, imaginad cuando vieron llegar a Gallardón y pensaron que se les colaba, pero al final él no quiso colarse) y escribirles un texto que respondiera más o menos a lo que querían.
En total creo que nos sentamos a escribir 11 y no paramos casi entre 21:30 y 1:00. A ojo debimos escribir casi 150 poemas, cuentos y canciones. En cuanto tengamos lista la antología de la noche os cuento. Por cierto que hemos abierto un correo para el Cyrano: cyrano.guada@gmail.com pero bueno, los que estéis interesados en contactar con el grupo podéis escribir ahí o colgar un mensaje en el blog.

domingo, 13 de septiembre de 2009

César Vallejo por Picasso y otros recuerdos


Hace ya dos años que murió mi amiga Carmen y me sigo acordando de ella con mucha frecuencia, aún no he borrado su teléfono de mi móvil y a veces su recuerdo me lleva a este poema:

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!


César Vallejo, 1918


El ejercicio de hoy consiste en seguir viviendo y conservar la ilusión y relatar este proceso en los comentarios.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Mapa de los sonidos de Tokio

Cosas que sé de esta película:

Es de Coixet con la que me identifiqué en Cosas que nunca te dije y con la que me emocioné en La vida secreta de las palabras.

El otro día leí lo del plagio de la imagen del cartel (ver imagen tomada de blog de Xatakafoto).

Una amiga me contó que la había visto y que le había parecido rara.

Otra amiga de ella le dijo, después de verla, que como otra vez no le advirtiera de lo que se iba a encontrar al ir a ver una cosa así, perderían la amistad.

Por lo tanto, no sé si me apetece ver la película y participar en este concurso de la web de Público en la que los participantes buscan un final alternativo y el mejor tendrá premio...

sábado, 5 de septiembre de 2009

Las reglas de George Orwell

En su estupenda reseña del último libro publicado en España de George Orwell, Guillermo Altares nos recuerda los consejos iniciales que da The Economist en su libro de estilo:

"La claridad en la escritura refleja la claridad en el pensamiento. Piensa lo que quieras decir y entonces dilo tan simple como sea posible. Y siempre ten en mente las seis reglas elementales de George Orwell (Politics and the english languaje): 1. Nunca uses una metáfora u otro juego de lenguaje que hayas visto impreso. 2. Nunca uses una palabra larga si puedes utilizar una corta. 3. Si puedes cortar una palabra, córtala. 4. Nunca utilices el pasivo si puedes utilizar el estilo directo. 5. Nunca utilices una palabra extranjera, un término científico o extranjero si puedes emplear un término actual. 6. Rompe estas reglas cuando sea necesario".

Además, Altares añade algo más, imprescindible en todo libro de estilo, con palabras del propio Orwell que se pueden leer al final de su Homenaje a Cataluña: "Tenga cuidado con mi partidismo, con mis detalles erróneos y con la inevitable distorsión que nace del hecho de haber presenciado los acontecimientos sólo desde un lado".

¿Alguien se atreve a escribir su libro de estilo?, ¿o su cuadernillo? ¿o aunque sea su octavilla de estilo?
Como siempre las respuestas en los comentarios.
Buen regreso a la realidad.