sábado, 27 de septiembre de 2008

Carta a mi madre, Juan Gelman


Recibí tu carta 20 días después de tu muerte y
cinco minutos después de saber que habías muerto /
una carta que el cansancio, decías, te
interrumpió / te habían visto bien por entonces /
aguda como siempre / activa a los 85 de edad
pese a las tres operaciones contra el cáncer
que finalmente te llevó /


¿te llevó el cáncer? / ¿no mi última carta? / la
leíste, respondiste, moriste / ¿adivinaste que me
preparaba a volver? / yo entraría
a tu cuarto y no lo ibas a admitir / y nos
besábamos / nos abrazamos y lloramos / y nos
volvemos a besar / a nombrar / y estamos juntos /
no en estos fierros duros /


vos / que contuviste tu muerte tanto tiempo / ¿por
qué no me esperaste un poco más? / ¿temías por
mi vida? / ¿me habrás cuidado de ese modo? /
¿jamás crecí para tu ser? / ¿alguna parte de tu
cuerpo siguió vivida de mi infancia? / ¿por eso
me expulsaste de tu morir? / ¿como antes de vos? /
¿por mi carta? / ¿intuiste? /

(...)

Se puede ver un fragmento más largo aquí. Y en la bitácora del propio Juan Gelman se puede encontrar todo lo relacionado con él, entre otras cosas, Premio Cervantes de este año.


El ejercicio de hoy tiene mucha enjundia. Como habréis adivinado se titula "carta a mi madre". No tiene por que ser personal ni real, pero tiene que titularse así. Suerte con él.
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domingo, 7 de septiembre de 2008

Viajar

Hemos llegado a Septiembre y quien más quien menos habrá viajado lo suyo este verano, así que en eso consistirá el ejercicio de hoy. Quiero que escribáis una crónica de algún rincón de vuestro viaje. Y para que esta indicación tenga más energía y os sugiera tal vez más matices, vamos a ponerle un contrapunto:

¿Viajar? Para viajar basta con existir. Voy de día en día, como de estación en estación, en el tren de mi cuerpo, o de mi destino, inclinado sobre las calles y las plazas, sobre los gestos y los rostros, siempre iguales y siempre diferentes, como son, al final, los paisajes.
Cuando imagino, viajo. ¿Qué otra cosa hago yo cuando viajo? Sólo la debilidad extrema de la imaginación justifica que uno tenga que trasladarse para poder sentir.
La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.

Fernado Pessoa. Libro del desasosiego

Suerte
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