sábado, 1 de agosto de 2015

Historias de sillas




La historia de sillas de Silvio sigue estando en mi guitarra (versión cutre, evidentemente, pero no es la peor) y en el cuaderno que le fotocopié a Consuelo. El final me encanta:


El que tenga una canción tendrá tormenta

el que tenga compañía soledad

el que siga buen camino tendrá sillas

peligrosas que lo inviten a parar

Pero vale la canción buena tormenta

y la compañía vale soledad

siempre vale la agonía de la prisa

aunque se llene de sillas la verdad



Pura paradoja, como la vida. Estoy escribiendo una historia de sillas que me ha ocurrido los últimos días. Os la paso cuando quede a mi gusto, pero mientras podéis escribir la vuestra. Seguro que tenéis una buena historia de aquella silla en la que os sentasteis o en la que no...

3 comentarios:

Unknown dijo...

Para mi una silla es siempre una renuncia: o apoyo los pies o apoyo la espalda. Busco silla a medida o un descanso proporcionado.

Anónimo dijo...

Sillas, sillones, butacas, banquetas, taburetes son los mobiliarios más usados para uso y disfrute de nuestras posaderas. Descanso de pies y caminatas, artilugio para agradecer a cuerpos cansados. Símbolo del estar en reposo: Trono de reyes que pretenden escuchar, estatus de cargos como: magistrados, diputados, senadores, alcaldes y regidores. Es un útil de estado intermedio antes de la muerte, luego la silla se trasforma en ataúd, cuando ya no es necesaria la inmediatez del levantarse y no hay nada que decir, ni por lo que brindar.
En los tiempos modernos que corremos, para el común de los urbanitas desarrollados, pasamos, cada día, 8 horas en la cama. Pero, ¿cuántas horas hemos pasado doblados sobre sillas o artilugios similares? En el colegio, en las oficinas o despachos, en la mesa comiendo, en los autobuses, en el coche, en los trenes, en el sofá viendo la televisión o frente al ordenador. Seguro que sentados más de 8 horas diarias. Seguro que entre silla o similares y cama, ahora, sumamos más de 20 horas diarias. Vivimos la cultura del reposo.
jemart

BRAGAOMEANO dijo...

A mi la silla, me rememora las películas del oeste, siempre que empezaba una pelea en el saloon, se rompían varias sillas en las espaldas de los vaqueros. Pero para silla la de Enmanuel,bonita y de mimbre, que lubrico nuestra infancia.
También ha sido común utilizarla para dar vistosidad en los toros. Esperar al toro sentado en una silla y ponerle banderillas al quiebro. O torear desde ella. Por no hablar de famoso quite de la silla, protagonizado por Cesar de Yunquera.
O la famosa amenaza : " ven para acà, que te voy a romper la silla en las costillas ".
Y que sería de una partida de mus, sin una silla.O un deporte como el ajedrez.
Ahora bien, Silvio, parece que canta siempre la misma canción y solo cambia la letra. Yo le escucho y soy capaz de dormirme en una silla.