Hace ya dos años que murió mi amiga Carmen y me sigo acordando de ella con mucha frecuencia, aún no he borrado su teléfono de mi móvil y a veces su recuerdo me lleva a este poema:
LOS HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
César Vallejo, 1918
El ejercicio de hoy consiste en seguir viviendo y conservar la ilusión y relatar este proceso en los comentarios.
6 comentarios:
A David, mi sobrino, le arrolló un tren un 9 de abril con tan sólo 14 años.
Mi hermano, en el tanatorio, preguntaba a mi madre:
-¿Y ahora?, ¿qué hago ahora, mamá?
-¿Qué vas a hacer, hijo mío?, seguir viviendo.
Y David murió en un instante veloz como un relámpago. Y todos los demás, tal y como predijo mi madre, continuamos viviendo.
Pero yo sigo desde entonces con el teléfono en la mano pegado a la oreja, escuchando una y otra vez la terrible noticia, notando la flojera de piernas, el puño en el estómago, mientras no paro de repetir un "no" eterno. Eterno.
Vivir es tan absurdo como morir.
Hombre, lo que es absurdo es
morir, vivir es lo más bonito.
El ser humano nunca comprendera la muerte, gracias a esto surgierón las religiones, para dar respuesta a las cosas que el hombre no entiende o no quiere entender.
Como dice una canción del Gabiente Caligari : solo se vive una vez.
Como dice el dicho popular :
El muerto al hoyo y el vivo al bollo. C´est la vie.
a veces la muerte es un merecido descanso
y a veces un accidente
a veces es una sorpresa desagradable
y a veces una lotería macabra
la mayoría de las veces la muerte es inevitable
y siempre ha sido irreversible
pero hay cosas peores que la muerte
como llevar seis años postrado en una cama
con el alma en tierra de nadie
sin manos ni piernas sin ojos ni lengua
mientras a tus familiares y amigos les carcome
una esperanza ácida de volverte a a ver como eras
mientras la certeza de saber que eso no ocurrirá
nunca
les hace un nudo en la garganta
y les parte los huesos de la espalda
hay cosas peores que la muerte
en la vida hay cosas tan terribles
que te empujan a desear el final de un amigo
pero aquí seguimos
No sé que sentirán los demás animales ante la muerte: ¿La soledad? ¿Algo parecido a la incomprensión? Tampoco nosotros, los hombres, lo tenemos claro: Sabemos de sus motivos fisiológicos, de su hecho físico... Pero no aceptamos que la vida es un don pasajero, un regalo de no sé quién ni para qué. Todo lo que tiene vida, es un milagro de la naturaleza: una serie de circunstancias extrañísimas que persiguen una finalidad imposible e ilógica: perpetuarse para nada. Por eso, aunque la muerte nos rodee, y lo que amamos vaya cayendo; sólo nos queda nuestra propia vida para sentir y recordar: Hoy por hoy, un testimonio inútil y bello, como las estrellas.
Una muy buena novela, para los pobres tiempos que corren.
No suelo recomendar novelas, pero esta vez incumpliré este hecho: Ver la entrevista a Belén Gopegui: http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=5668
Presenta su nuevo libreo “Deseo de ser punk” Es una joya, como el primero, “La escala de los mapas” Junta como pocos la profundidad con la cotidianidad y plantea principios reales actuales. Sé que su talento existe porque detrás hay una magnífica persona.
Mañana empezaré…
Y mañana diré que mañana empezaré.
Y pasado mañana volveré a decir que mañana empezaré.
Así, todos los días, en un bucle que parece infinito...
Pero no, esto es mentira, las palabras siempre tienen un final.
Las palabras juntas también siempre tienen un final.
Aunque no queramos, aunque nos repitamos, tendrán un punto final.
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