martes, 20 de mayo de 2014

El tren y el viaje


Tenéis de aquí al día 25 para escribir un relato de hasta 99 palabras que encaje en el tema que proponen los de Renfe: "EL TRÁNSITO, EL VIAJE, EL MOVIMIENTO HACIA UN DESTINO EN UN TREN DE CERCANÍAS". No se han roto la cabeza y, desde luego, el redactor del título no es poeta, como tampoco lo son los integrantes del gobierno. Perdonad que piense en voz alta y cambie aparentemente de tema, pero acabo de ver por la tele a la vicepresidenta y me he mosqueado. Si Soraya Saenz de Santamaría cogiera el Cercanías todos los días, a lo mejor empezaba a hablar como si tuviera corazón.
Qué gente, qué frialdad, que dedicación a la propaganda y qué ganas de salir del país, pero no me pienso ir hasta que se vayan ellos.

Volviendo al relato de 99 palabras de temática inverosímil, aquí tenéis las bases y aquí el sitio para enviarlo.

Pegad también vuestros relatos en los comentarios.

3 comentarios:

BRAGAOMEANO dijo...

Que cogiera el tren, sin haber algo que inaugurar es imposible, con lo bien que se va en el coche oficial, leyendo el periódico o mirando el móvil, además si hay un atasco, los escoltas te abren paso, mientras los demás usuarios de la vía, piensan quien sera ese hijo de la gran puta, que se aprovecha de su cargo, para no ser igual ante la ley y los ciudadano.
Si cogieran los cercanías los políticos, se daría cuenta del estado de pobreza en la que unos y otros han sumido a este país, tienen la suerte, que los españoles tenemos dignidad y vamos aseados y con ropa limpia, aunque tengamos que comer arroz a la cubana, un día espaguetis, al otro macarrones, otro día espirales, sopa de sobre. Tortillas en sus diferentes modalidades y huevos lo mismo. Eso si estos manjares, a los que nos han obligado, para poder pagar: luz, agua, impuestos estatales, impuestos municipales, alguna multa y las comisiones de los bancos y sus abusivos intereses, a lo mejor a ellos les sabía a gloria Bendita.

Anónimo dijo...

Veinte años

El hombre con corbata sabía que su destino era el mismo de todos los días, la estación de Recoletos, pero el tren todavía estaba en Alcalá. Él venía desde Guadalajara, como siempre, y le entró mucho sueño, muchísimo sueño, todo el sueño acumulado de dos décadas haciendo el mismo recorrido, cogiendo el tren de las seis y treinta y seis. Se durmió profundamente y cuando despertó se había pasado. Tomó otro tren en sentido contrario para poder llegar a su estación, pero volvió a dormirse y se pasó de largo otra vez, y otra. Tenía mucho sueño atrasado.

Anónimo dijo...

Escribo con retraso, quizás por culpa del propio tren, o para no entrar en el concurso. El tren es básicamente hierro, los modernos tienen más plástico y artilugios digitales que se mueven. Lo más grande del tren son sus ventanillas, por donde pasa el paisaje de lado. Los vecinos de viaje que te tocan, dependen del azar, los hay de todo tipo: silenciosos, cotillas, los que van a su bola, dormidos, nervios, abstraídos por maquinitas…Y yo son uno de ellos, dependiendo del momento en que me encuentre. Me toca bajar.
J. Rocha