martes, 6 de noviembre de 2012

Historias de avión


El otro día, por azares de la vida, pasé volando por encima de los Alpes y sus nieves perpetuas. En ese momento no me atreví a sacar el móvil por si me regañaban las diligentes y maquilladas azafatas, pero cuando pasamos por encima del mar y llegamos otra vez a la costa vi el cabo de Creus, Cadaqués y la bahía de Rosas y le hice un par de fotos. No os lo vais a creer, pero en el trayecto ví el circuito de Cataluña y el del Jarama. Los reconocí por una colección de cromos que hice hace treinta años. Ya sé que no tienen un gran valor cultural, pero es lo que vi y cuando fui a fotografiarlos habían pasado de largo; los aviones van rápido. Después pasamos encima del Tajo y de Trillo (ver foto) con sus inquietantes torres de refrigeración, y también vi la muela -mucho más chata desde el aire-, el colmillo, y el cerro de Hita.
Por un lado todo me parecía muy pequeño, pero también muy grande.

¿Nos contáis una historia de avión?

4 comentarios:

SATSUMA dijo...

Me encantó su pequeña historia!

BRAGAOMEANO dijo...

Te puedo contar la historia, que nunca paso, pero siempre soñé,
ahora que se ha muerto Enmanuelle.
Pero cambiando a Silvia Kristel, por la azafata de rigor o la compañera del asiento de al lado. Pero cuando volé soltero, solo recuerdo haber tenido compañero. Y en más de un vuelo iban azafatos en vez de azafatas. Aunque si me hubieran propuesto una felación por su parte tampoco la habría descartado.
Así que seguiré volando, menos de lo deseado, por desgracia para mi persona.

Daniela Hernández dijo...

Avión: Objeto volador que surcaba de vez en cuando el cielo cuando yo era pequeña, dejando una estela blanca que desataba la imaginación de los chicos de mi pandilla. Yo era privilegiada:tenía un tío que había ido hasta África en uno de ellos.
Avión: Medio de transporte imprescindible para hacer el viaje de fin de curso de COU a Canarias.
Unos lo disimulaban mejor que otros pero todos teníamos la misma cara de expectación.
Avión: Objeto en el viajan cada día millones de ciudadanos del mundo por curiosidad, obligación o circunstancia que a veces despega con retraso con el consiguiente nerviosimo de los citados.
Avión:procupación vacacional(hasta ahora).
No sé si fue en mi viaje a Grecia o a Turquía -supongo que sería el primero por proximidad-. El cielo despejado me permitió comprobar que la bota que tantas veces había dibujado en mis cuadernos de estudiante, correspondía de verdad a las caprichosas formas de las costas de Italia.La magia de los mapas se materializaba en un momento .

Avión: objeto mágico que ayuda a mi mente a salir de su ostracismo.Hay más razones pero no vienen al caso.

Mª José dijo...

-¿Va a querer usted café, señora?
Miré al muchacho que sujetaba el carrito en medio del estrecho pasillo.
-No, gracias.
Y el mohín que se me escapó debió recordarle alguna otra escena, porque sonriendo me extendió la mano:
-¿Te gustaría saber cómo se hace un café en un avión?
No sé qué provocó mi excitación, si el cambio de tratamiento que acababa de regalarme, o la invitación prometedora con tantos mensajes implícitos.
En cualquier caso, no iba a quedarme ahí sentada, y más sabiendo que teníamos aún por delante otras dos horas de vuelo.
Le acepté la mano y me levanté. Le seguí hasta las cortinillas que separaban a los pasajeros VIP. Siempre he visto esta zona como el zaguán de acceso a una casa: todo el mundo lo ve, todo el mundo lo ensucia, todo el mundo pasa sin detenerse.
Me pidió que esperara y desapareció en esa tierra de nadie. Y esperé sumisa, callada, pensado que mis impulsos, algún día, me pasarían factura. Por fin abrió la cortina levemente para dejarme pasar, y avancé rápidamente por ese hueco con privilegios hasta alcanzar la siguiente cortinilla.

-Esta es la cafetera.

A mano izquierda, incrustada entre puertecitas, encontré una cafetera no muy distinta de las de cualquier bar. Me sorprendió.
Y, al mismo tiempo que el auxiliar de vuelo me contaba la diferencia entre usar agua de grifo y agua mineral (que usaban ellos), y de lo mucho que le gustaba frotar la bolsa para retirar la cera protectora ( era su truco para extraer el aroma)y de cómo olía el café que les traían (sacó un envase y me dio a oler), y de lo difícil que resulta conseguir una presión óptima, mientras hablaba de todo esto sin parar, me preparó un café.
Solo para mí.
Y la acción de recoger la tacita y ofrecérmela fue sensual. Y beber solo para él ( malditas las ganas que yo tenía en ese momento de café )también lo fue.

La mirada de la compañera que apareció en ese momento, no.




Mª José Olivares