Buscando inicios intensos recordé éste. Os aseguro que el libro no baja en intensidad, pero también os digo que no es muy recomendable si vuestra relación de pareja está en crisis. O tal vez sí. A fin de cuentas la terapia de pareja sirve para ayudar a que la pareja siga junta o para ayudar a que se separe.
Hanif Kureishi publicó este libro en 1998 y yo lo debí leer al año siguiente, cuando salió en España.
El otro día en el Club hicimos el siguiente ejercicio: leímos el principio y después escribimos finales, continuaciones e incluso fragmentos previos para volver a escribir Intimidad. Así que aquí os dejo el principio traducido por Mauricio Bach y los comentarios vacíos para que escribáis vuestra parte de la nueva novela:
Ésta es la noche más triste, porque me marcho y no volveré. Mañana por la mañana, cuando la mujer con la que he convivido durante seis años se haya ido a trabajar en su bicicleta y nuestros hijos estén en el parque jugando con su pelota, meteré unas cuantas cosas en una maleta, saldré discretamente de casa, esperando que nadie me vea, y tomaré el metro para ir al apartamento de Victor. Allí, durante un periodo indeterminado, dormiré en el suelo de la pequeña habitación situada junto a la cocina que amablemente me ha ofrecido. Cada mañana arrastraré el delgado y estrecho colchón hasta el trastero. Guardaré el edredón impregnado de humedad en una caja. Y recolocaré los almohadones en el sofá.
No pienso volver a esta vida. Me resulta imposible. Tal vez debería dejar una nota para decírselo: «Querida Susan: No voy a volver...» Tal vez sería mejor telefonear mañana por la tarde. O quizá podría venir a verla durante el fin de semana. Todavía no he decidido los detalles. Es casi seguro que no le comunicaré mis intenciones ni esta tarde ni esta noche. Lo voy a posponer. ¿Por qué? Porque las palabras son acciones y provocan acontecimientos. Una vez pronunciadas, no puedes retirarlas. Será algo irrevocable, y tengo miedo y estoy indeciso. De hecho, estoy temblando, y llevo así toda la tarde, todo el día.
Ésta, pues, puede ser nuestra última tarde como una familia honesta, completa e ideal, mi última noche con una mujer a la que conozco desde hace diez años, una mujer sobre la que lo sé prácticamente todo y junto a la que no quiero seguir más tiempo. Dentro de poco seremos como extraños. No, nunca seremos eso. Herir a alguien es un acto de involuntaria intimidad. Seremos conocidos peligrosos con una historia en común. Aquella primera vez que ella puso su mano sobre mi brazo..., ojalá le hubiese dado la espalda. ¿Por qué no lo hice? El desperdicio, qué pérdida de tiempo y sentimientos. Ella ha dicho algo similar sobre mí. ¿Pero realmente hablamos en serio? Estoy hecho un completo lío sobre todas estas preguntas.
3 comentarios:
CARTA DE DESPEDIDA
Susan,
Igual que un día decidí venir,
hoy he decidido irme.
Visto así,
no parece tan terible,
pero,
estoy aterrorizado
por lo que pensarás tú,
lo que pensarán mis padres,
lo que pensarán los niños.
No encuentro palabras.
No sirven las palabras.
Susan,
el problema no eres tú,
ni los niños.
El problema soy yo.
Me da vértigo pensarlo y aunque mi vida contigo es un maltrato psicológico permanente y alguno que otro empujón, algún puñetazo suelto en el hombro y alguna hostia con la mano abierta. La posibilidad de dejar de ver a mis niños un solo día, me hace engañarme a mi mismo y lo que es un infierno hago que parezca el cielo.
Bien es cierto que de vez en cuando debes tener remordimientos de conciencia y me premias con un polvo, que ante mi avanzado estado de ansiedad, para no desaprovecharlo, lo que antes era una eyaculación a la velocidad del formula uno de Pedro Martinez de la Rosa, se ha convertido en el Red Bull de Sebastian Vettel. Y muchas veces me dan ganas de tirar la toalla, apuntarme a una ONG africana y intentar morir como un mártir, o comido por caníbales o asesinado a machetazos o simplemente morir de Malaría o por diarrea crónica.
A veces de me viene a la cabeza una soga de amplio grosor, pero estoy seguro que si la diera uso, se rompería la rama del árbol. Porque los de morir empalmado es una cosa que me llama la atención.
Quizás tengas suerte y cuando mis hijos sean mayores abandone el lecho conyugal y me convertiré en el Holandés Errante.
Nuestro compañero de club Pedro Pablo Almendros, presenta el día 29 de noviembre en la sala multiusos del Centro San José de Guadalajara su libro "La cruz y los canes" y nos invita al acto, que se celebra a las 19h.
Publicar un comentario