No mires mucho más. Ponte cómoda o cómodo. Abre una ventana sólo con esta entrada para escuchar la música del vídeo que viene a continuación de modo que puedas escribir a la vez tu texto en los comentarios. ¿Todo listo?
Dale al play y cuéntanos por escrito lo que te viene a la cabeza escuchando y no te agobies por el tiempo, porque la música te va a guiar y cuando se acabe, será que se tenía que acabar también tu texto. Por cierto, para los que os apetece participar, pero no encontráis el tiempo, quiero que sepáis que en los cursos presenciales, damos 10 minutos, más o menos lo que dura esta música, y es suficiente para hacer el ejercicio y muchos textos de ésos que se escriben en 10 minutos son estupendos. Muchas veces pienso que si diera media hora, el taller no funcionaría.
Pero a lo que íbamos, dale al play y cuéntanos.
3 comentarios:
Sonido sombrío y triste, como si fuera el entierro de otro,
Porque si fuera el mio,me sería imposible escuchar la melodía.
Aunque ya hay bastante tristeza en el mundo,
como para escuchar orquestas que te pongan más triste.
Encima en la calle llueve y la lotería de Navidad,
ha vuelto a pasar de largo de mi bolsillo.
Pero no llorare, no gastare kleenex por ello,
Porque como dice la gente del pueblo:
Mientras haya salud.
Y es lo que me queda salud con achaques,
como para durar muchos años, con las medicinas
que me subvenciona la seguridad social.
Aunque solo de pensar en la jubilación a los 67 años,
me vuelvo a poner enfermo, pensar que cuando llegue
a esa edad si he tenido suerte llevare cotizados 49 años,
el cuerpo lleno de dolores y el estomago atiborrado de omeoprazol.
Odio el invierno, cada año que cumplo lo paso peor.
Ganas tengo, como Saramago de terminar mi días en las
Islas afortunadas.
Aunque me huele que mi fortuna será trabajar casi hasta mi muerte.
Menos mal que soy afortunado en amores y desafortunado en el juego.
La melodía me empieza a rallar y les metería los agudos violines,
Por salvase la parte.
Podrías haber elegido melodía más alegre, para tan sublimes fechas.
Quizás un villancico de Raphael, que no fuera el tamborilero.
A mi siempre me hizo gracia, el de fun., fun.
Pues me imagino tocando la zambomba,
con la consiguiente desviación sexual.
Pero jamás se me olvidara el año nuevo de la teta de Sabrina.
El tío que compuso esta sintonía tuvo que ser un compositor
muy triste. Se me está haciendo infinita.
Menos mal que se oye alguna tos de fondo.
Que te den por saco Samuel Barber.
Réquiem
La emoción del tiempo no es lenta, ni rápida; el tiempo no es sino una cadena de gestos que van pasando sin volver atrás. En esta vida solo tenemos un tiempo limitado y lo desaprovechamos en fútiles cosas. El tiempo no se detiene, decae y se eleva con la percepción de haberlo desaprovechado, pero sigue a su ritmo imparable e impecable. El espacio y el tiempo es lo único que tenemos en esta vida. En estos momentos somos concientes de que ya no queda tiempo, hemos perdido parte de la vida haciéndonos inútiles. El tiempo es nuestro y de nadie más, el espacio no tiene dueño. El tiempo está lleno de silencios y el espacio de horizontes. Silencios en movimiento, acercando y alejando cuerpos. El espacio y el tiempo es lo único que nos une, une a los mortales, nos iguala en unidades degradantemente mortales y temporales. Somos lo que somos por los silencios, silencios perdidos entre velocidades. Y fluimos hacia la muerte, hacia la gravedad del tiempo, esa losa del espacio que vuela y se escapa sin que podamos evitarlo. El tiempo y la nada son hermanos, pero no se tocan. Se ven, pero no se sienten. El tiempo va cayendo con la noche, y el espacio se hace noche. Luego la nada nace y renace transformándose en tiempo sobre un espacio. Tiempo que no existe, espacio que no sentimos. Si pudiera tallar el tiempo en una lápida, si pudiera rozar la inmortalidad…de que me serviría la vida. Mal me pese, gracias al tiempo la vida fluye y muere… y continua, es. Luego quedará sólo el silencio en el horizonte, como cuerpo descompensado, arrastrando en su caída la losa del tiempo finito que caerá. Ojalá que caiga como leves hojas de otoño, tapando y enterrando mi cuerpo mortal sin hacer ruido, para que en silencio el tiempo se burle en el horizonte.
Adagio sólo quiere decir lento, pero suena triste.
Hay días que me hace llorar con sus pasos lentos, pesados, y cuando vuelve el silencio, hasta mi pulso es lento, pesado.
Otros días apago la música y busco ritmos más ágiles, acelero el paso y durante semanas voy corriendo por las calles de mi vida con pasos rápidos, ligeros, como en un allegro, que también querrá decir alegre, engañando a la tristeza con la velocidad, y quizá, engañándome.
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