Yo me incorporé tarde a la horda de seguidores de Millenium. Creo que el año pasado escuché un comentario apasionado en la radio que recomendaba su lectura y se me quedó grabada la historia del hombre mayor que recibía flores enmarcadas en su cumpleaños de un remitente desconocido. Pero como me ocurre con tantas cosas, pasaron los días demasiado rápido y me olvidé. No me volví a acordar de las flores hasta que una amiga me dejó el libro en Semana Santa y lo empecé. Al principio lo fui leyendo al tran tran, pero llegué una medianoche al desenlace, las últimas doscientas páginas, y no pude dormir hasta que me las terminé y un poquito después. El segundo libro me lo pasaron hace poco y en casa casi nos peleamos por él. Justo lo hemos terminado hace un mes y hoy nos lo compraremos.
Ha sido como volver a la juventud y leer una historia apasionante e intensa sin tener que tomar notas, sólo por el placer de la lectura.
Y el ejercicio de hoy podría ser:
- Ir a una librería (o no) y describir lo que ocurre hoy con el nuevo libro que se pone a la venta con una tirada nada menos que de 575.000 ejemplares (75.000 en catalán).
- Inventar el argumento de esta entrega antes de abrirla (para los que han leído las otras dos).
- Inventar una historia con este título (para los que no las han leído): "La reina en el palacio de las corrientes de aire".
11 comentarios:
La reina en el Palacio de las Corrientes de Aire
El Palacio no es tal sino un bosque de helechos gigantes-
La reina no tiene cara propia sino que adopta la de la persona que la está mirando. No es reina por herencia sino por el temor de las personas que piensan que puede controlar sus mentes a distancia.
Las corrientes de aire, piensan, es el medio para llevar sus ideas y sentimientos a la reina cuando a está le parece.
La historia: el intento de algunos subditos de detener el viento en el bosque-palacio.
pp.
La reina en el palacio de las corrientes de aire se pasa la vida constipada. Ella sabe que el Real Decreto 486/1997 de 14 de abril, por el que se establecen las Disposiciones Mínimas de Seguridad y Salud en los Lugares de Trabajo tipifica que:
Los trabajadores no deberán estar expuestos de forma frecuente o continuada a corrientes de aire cuya velocidad exceda los siguientes límites:
1. Trabajos en ambientes no calurosos: 0,25 m/s.
2. Trabajos sedentarios en ambientes calurosos: 0,5 m/s.
3. Trabajos no sedentarios en ambientes calurosos: 0,75 m/s.
Ella sabe que es un trabajo duro el de ser una mujer hermosa, sin embargo no es el tipo de trabajo que quede amparado por las leyes del país. Si no lo hacen ustedes por mí háganlo por mis lacayos, ellos si que son auténticos trabajadores – dice compungida – por favor cierren las puertas y ventanas y acaben con las corrientes. Pero a pesar de cerrar puertas y ventanas las corrientes de aire continúan circulando por el interior del palacio, son muy parecidas a las que cantaba Bob Dylan, arrastran respuestas flotando en el aire.
Al tiempo se ha descubierto que la reina no estaba siempre constipada, era alergia. Las reinas siempre han tenido alergia a las respuestas que flotan en el aire.
¡ Achiiis !, estornudo con fuerza la reina.
Y entonces vino una corriente de aire y se la llevo al infinito y más alla, pués no era humana, solo era un fantasma. ¡ Pero que fantasma !, nada más y nada menos
que Grace Kelly. En vida princesa, ahora reina.
Bueno, te acabo de descubrir.
Nunca es tarde para empezar.
Y sí, tengo ganas de desempolvar a la escritora que hay detrás de la pintora.
Mi único problema es que el español no es mi lengua materna pero prometo esforzarme extremadamente.
¿Que me recomiendas?
¿Empiezo por el principio de tus post o me quedo justo aquí?
Esto no es más que una pequeña isla en mitad de la meseta a la que se puede entrar por cualquier lado y en la que no hacen falta llaves. Paséate por ella y verás cosas asombrosas como las aficiones de Bunbury o vidas de seis palabras, y en una esquina te cruzarás con este palacio llamado de las corrientes de aire. Es un palacio con princesa y todo y se llama así porque está en el paso del norte al sur y lo cruzan todas las corrientes atmosféricas; por desgracia, en breve se va a convertir en un parque eólico.
Bienvenida
A la reina le gustaba su palacio, lo notaba aireado, limpio, disfrutaba el viento a través de las ventanas, de las puertas, del que se colaba en las grietas o los pequeños agujeros de cualquier madera mal trabajada, el que notaba cuando tomaba un baño o aquella simple ráfaga que le quitaba el trozo de comida a punta de labio del tenedor cuando cenaba, hasta aquel que molestaba cuando estaba sentada en su gran y hermoso trono de marfil.
Dónde más se divertía notando su preciado oreo era en el gran salón, allí donde recibía a las visitas especiales, a los príncipes, reyes y embajadores, todos hombres vestidos con pieles o de negro, oro y plata, de barbas puntiagudas e imponentes bigotes, machos orgullosos de cejas arqueadas y sabedores de portar grandes e imprescindibles mensajes para ella, una ingenua reina casadera, una firme candidata para ampliar el reinado de un soberano orgulloso famélico de poder.
Ella, la gran y lánguida reina, sonreía irónicamente, aunque sus visitantes no lo percibían, porqué en su afán de conquistarla solo parecían ver un gesto femeninamente bello y elegante, en cambio toda su corte, se preparaba con urgencia, rápida y afanosamente, agarrándose como y donde podían porqué sabían lo que se avecinaba: Una racha de viento súbito, como un tornado, que surgía de repente del fondo de la estancia abriendo las puertas brutalmente, subía por encima de las escaleras de mármol y arrancaba las pelucas y ostentosos adornos a los prohombres arrodillados y, bestialmente, se arremolinaba alrededor de la poltrona dando vueltas varias veces hasta que, en un estallido, parecía detenerse para provocar lo imprevisible, levantar obscenamente los faldones del vestido de su majestad dejando al descubierto las preciosas enaguas de gasa negra transparente decoradas con gráciles puntillas y lazos rojos de satén brillante. La reina, oh, cubríase la cara púdicamente intentando a la vez bajarse inútilmente el pesado atuendo con un gesto virginal a la vez que inocente.
Y así acababa la recepción, en cinco minutos, todo el mundo medio gritando, la corte recogiendo, los visitantes pidiendo perdón, genuflexionando diversas veces y pidiendo miles de excusas a diestro y siniestro. Aquel fracaso era el éxito de la joven aireada, se libraba de la reunión con la complicidad de sus damas y de toda la corte en pleno puesto que, entre todos, habían dejado abiertas de par en par ventanas, puertas y portillas esperando la señal de la reina, su sonrisa, momento en el que soltaban el último pestillo para provocar la corriente de aire más bestial de todo el palacio.
Lo que nadie sabía es que al reino en pleno le gustaba el viento, todos amaban el aire. Ya habían tenido reyes que habían levantado paredes y colgado portones que no dejaban pasar la brisa. Esta mujer deseaba notar el frescor de la mañana, el pausado viento acalorado del mediodía, el oloroso y ligero movimiento del atardecer y el refrescar de la noche. No querían otra reina, querían la que tenían, porque no ejercía como tal. Les gustaba verla medio desnuda en el soportal de la entrada, con la melena arremolinada, dejándose acariciar el cuerpo por la brisa y escuchar que les dijese a menudo: Algún día me atreveré a cruzar este umbral para ser lo que quiero y debo ser, mientras tanto el palacio es todo vuestro y cada vez que venga alguien, mientras podamos, seguiremos provocando huracanes.
Me comentas, Toño, que en tu cruce de caminos entre Norte y Sur, aireado, y por lo que me imagino muy hermoso, van a construir un parque eolico...
En mi zona, verde, boscosa, preciosa, entre el mar y la montaña, en Gerona, una de las tierras más bonitas que conozco, están creando una cicatriz eterna: la MAT (Línea de Muy Alta Tensión) torres de entre 40 y 50 metros de altura para llevar energía eléctrica desde Europa, pasando por Francia a la zona del Magreb (seguramente Argelia). ¡Imagínate el tamaño de la costura en el territorio!
Nos quieren hacer creer que es por el AVE, mentira porqué le están construyendo su propia línea eléctrica adyacente a las vías. Tampoco es una energía que vaya a quedarse aquí, en el Estado. Son empresas multinacionales, es para vender el excedente europeo.
No somos estúpidos, pero parece ser que ellos sí piensan que lo somos... Después de pasar por toda Cataluña y estropear lo que nos quedaba de verde, de verdad que son los únicos valles que teníamos mínimamente indemnes, llegarán las zonas del sur. No sé realmente por dónde pasarán, no lo han dicho claramente.
Mientras tanto han abandonado el antiguo proyecto de Aragón dejando que se pudran las torres, sin sacarlas y dejando que se oxiden y oxiden a la vez el paisaje dónde las pusieron.
En el Palacio de las Corrientes de Aire no se conversa, ni se lee, ni se ve la televisión, ni se escucha música, ni se baila y, como en el chiste, de “lo otro” ya ni hablamos...
Sus habitantes saben muy bien que no existen los libros, los periódicos, Internet, los teléfonos, la televisión, la radio, el sufrimiento o el placer. Por no haber no hay ni palacio ni reina. Sólo existe el viento, que lleva consigo a su antojo las invenciones y quimeras de sus miembros y miembras.
La reina en el palacio de las corrientes de aire es cosa del pasado.
Dicen que las personas sometidas a vientos tienden a sufrir perturbaciones mentales. Se cuenta que en zonas con mucho viento como los que sufren el siroco, son alterados profundamente. Existen estudios que corroboran que la proporción de dementes aumentan en estas zonas.
Ser reina en un palacio con corrientes de aire, ahora ya no se da. En el pasado seguramente ocurría y debió ser bastante común y frustrante que las inquilinas de estos inmuebles, por muy reina que fuesen, se volviesen locas. Ahora, en épocas modernas los palacios habitables están calefactados, acristalados, aclimatados y temperados. Por lo que sabemos, en épocas pretéritas, esto no ocurría. Véase la historia de tanta reina loca, como nuestra añorada Juana la Loca, que seguro que cogió su mal en un día ventoso, cuando bordaba en su torre albarrana, esperando al casquivano de su marido.
Y la reina dijo: "¡Joder, que alguien cierre esa puta ventana de una vez!"
Las reinas que se precien, en público y con la servidumbre no son tan mal habladas, hubiera dicho: “Cerrad las ventanas que entra el fresco” y el fresco de su marido se fue a dormir con la molinera.
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