domingo, 3 de noviembre de 2013

The road not taken


Hoy os traigo un texto en inglés de Robert Frost:

The road not taken

Two roads diverged in a yellow wood,
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth;

Then took the other, as just as fair
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that the passing there
Had worn them really about the same,

And both that morning equally lay
In leaves no step had trodden black.
Oh, I kept the first for another day!
Yet knowing how way leads on to way,
I doubted if I should ever come back.

I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I —
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference.


Es un poema famosísimo que habitualmente se conoce en español como "El camino no elegido" (Aquí hay una traducción posible). Yo lo encontré en una referencia de "El club de los poetas muertos" que si no la habéis visto, la tenéis que ver. Me quedo con la última estrofa que yo traduzco así:


Lo contaré con un suspiro
durante años y siglos:
dos caminos se separaban en el bosque, y yo,
yo elegí el menos transitado,
y eso lo cambió todo.


Os invito a hablar de cruces, caminos, caminos no tomados y caminos elegidos.

2 comentarios:

BRAGAOMEANO dijo...

Mis caminos, son como el del Scalextri mas barato, siempre en circulo, según voy caminando, hay señales de cruces y sugestos caminos que debería poder coger, pero cuando llego a ellos, han desaparecido y yo sigo dando vueltas y vueltas y mas vueltas. Nunca dejo de girar y jamás puedo escapar, de andar y volver andar, siempre por le mismo camino. Parezco un hammster en la ruleta de la vida. Con el mismo destinos que esos animaluchos un día morir con mas pena que gloria.

María José dijo...

Me dejaste en el camino...
Cegada por la luz que me ofrecías
caminé a tu lado por la sombra.
Me equivoqué...
no salió volando el alma cuando tú me dijiste.
Me soltaste la mano cuando yo más te apretaba.
Me equivoqué...
No te reprocho tu olvido,
pues sé que no fue eso.
No te reprocho tu miedo,
que era normal tenerlo;
te reclamo, antes de irme
por este camino estrecho,
cuatro cosas: una llave,
una llegada a tiempo,
un compartir de toallas,
un cajón lleno y abierto...
Para el regreso dame un recuerdo,
que el camino se me acaba y no lo tengo.
Me quedé con las palabras que me interesaban,
con las caricias más sensuales,
con los besos más densos,
con las risas escapadas,
con las miradas hacia dentro,
y lo escondí en un cruce del camino...
a mi regreso.


Mª José Olivares