miércoles, 28 de marzo de 2012

Sostiene Pereira


No es casualidad que el libro empiece así:

Sostiene Pereira que le conoció un día de verano. Una magnífica jornada veraniega, soleada y aireada, y Lisboa resplandecía. Parece que Pereira se hallaba en la redacción, sin saber qué hacer, el director estaba de vacaciones, él se encontraba en el aprieto de organizar la página cultural, porque el Lisboa contaba ya con una página cultural, y se la habían encomendado a él. Y él, Pereira, reflexionaba sobre la muerte. En aquel hermoso día de verano, con aquella brisa atlántica que acariciaba las copas de los árboles y un sol resplandeciente, y con una ciudad que refulgía, que literalmente refulgía bajo su ventana, y un azul, un azul nunca visto, sostiene Pereira, de una nitidez que casi hería los ojos, él se puso a pensar en la muerte.

...Y muchos años después la muerte llegó.

El autor, ahora desaparecido, estaría encantado de desmentirlo, aunque fuera con una broma gastada, pero eso sí, atribuida inicialmente a Twain (si no sabes a quién atribuirle una buena frase ahí tienes a Twain):

Sostiene Pereira que los rumores acerca del fallecimiento de Antonio Tabucchi son exagerados.

Pero no parece que exageren. Aún así, la muerte no se lleva este hallazgo de Tabucchi. Este inicio de libro que es pie y cabeza de todo el discurso y con el que os invito a jugar.

Sostiene Pereira que al autor le habría gustado estar aquí, reflexionando con nosotros y estaría de acuerdo en que, por ejemplo, los rumores sobre la victoria total del capitalismo y el consecuente fin de la historia son también exageradas y que por el contrario, las terribles consecuencias que algunos vaticinan a la reforma laboral no son exageradas.




1 comentario:

Jesús Rocha dijo...

No sé por qué identifico al personaje Pereyra de Antonio Tabucchi , con la vida de Fernando Pessoa, o como me hubiera gustado que este acabara; para mí, su libro: “El libro del desasosiego” representaría el sentir por el que este personaje ficticio de Pereyra hubiera sentido la injusticia de su mundo, antes de darse a la fuga. Me imagino a este Pereyra como el reflejo de un Pessoa después de haber escrito sus desasosiegos. Hoy tenemos el desasosiego que se nos viene con las reformas económicas, impuesta por un gobierno que vagamente nos representa, y que limitará y alterará nuestro futuro. El sentimiento de frustración que nos produce la actual crisis desatada, producto del afán de seguir engordando los grandes sistemas financieros, de la que nosotros no somos culpables; existe y frustra; produciendo desasosiego real, aunque todo desasosiego sea real.