viernes, 9 de marzo de 2012

Saltar

En este artículo titulado Café Perec, Vila-Matas cuenta una escena casi de bar en la que en una reunión de la revista Arguments un joven Perec, impulsado por el alcohol, se lanza a decir lo que piensa. Aquel día de 1959 su reflexión en voz alta fue acerca de su experiencia como paracaidista y de su convicción de que en la literatura es necesario saltar hacia lo desconocido “para persuadirse de que eso podría quizá tener un sentido que incluso uno mismo ignorase”.

Es curioso hablar de saltar con valentía a lo desconocido en estos días de incertidumbre.
¿Vosotros habéis dado un salto sin red en alguna ocasión?
¿Planeáis alguno?

5 comentarios:

BRAGAOMEANO dijo...

Cuando era relativamente joven, pero ahora prefiero vivir tranquilo, pagar mis deudas, disfrutar y ver crecer a mis hijo, arriesgarme lo mínimo para intentar llegar a viejo y si se puede hacer uso de mis años cotizados,para poder cobrar un pirrica pensión que me deje vivir tranquilo el resto de mis días, leer todos los libros que tengo pendientes, escribir todos lo libros que ni siquiera empiezo y morir relativamente sano, de un fallo cardíaco mientras dormía.

David Ruiz dijo...

NOSTALGIA DE ALGUNOS SALTOS

Durante el crack del 29 los brokers y banqueros, arruinados y angustiados por la responsabilidad de haber arruinado a su vez a cientos de personas, saltaban al vacío desde las ventanas de los rascacielos. Ya no hay brokers y banqueros como los de antes.

BRAGAOMEANO dijo...

No los hay porque en España no se ha arruinado ninguno. Solo los pequeños empresarios subcontratados por las grandes empresas o con pagos pendientes de las instituciones publicas, varios de ellos se ha suicidado. Pero como el suicidio es tabú en este país para los medios de comunicación no nos enteramos de la misa a la media. Y pequeños empresarios con empresas unifamiliares, que con la bajada del consumo debido a la crisis y al paro, han tenido que cerrar sus negocios, sin derecho a paro por ser autónomos y están en la puta calle o camino de que el banco les embargue su casa y el obligue a buscar un puente.

Jesús Rocha dijo...

Pensando en la nostalgia de algunos salto: el de los banqueros de los años treinta, o de los de rabiosa actualidad, producidos por la actual crisis: parados y pequeños empresarios engañados, que alguna vez, soñaron con hacerse poderosos y ricos; y que hoy, se ven en la ruina más absoluta… después de haber recibido estacazos de sus “modélicos ideales económicos”: los bancos. Pienso que hay que pisar tierra: si no hay trabajo, al menos, asegurarnos la comida, y mejor con la azada y criando gallinas, que asaltando bancos…por mucho que estos se lo merezcan. Recuerdo que hace más de veinte años, cuando también hubo amenazas de crisis, ocurrió un retorno de muchos desencantados de las ciudades a sus pueblos de origen; hoy no estaría mal volver aplicar los mismos principios migratorios. En la simplicidad está el éxito. Y para los que no tienen pueblo de origen, siempre se puede buscar algún sitio perdido: “siempre hay un roto para un descosido”.

BRAGAOMEANO dijo...

Pues yo voy todos los días a 5 pequeños pueblos de la Alcarria, a llevarles el pan, los viejos o se mueren o se los llevan al asilo, otra casa cerrada, si ir más lejos en Tomellosa el otro día en una misma noche, robarón en 14 casas. Con el precio que esta la gasolina y la bajad de los pisos en las grandes ciudades, la pertinaz sequia que vuelve. Las escuelas que las vuelven a cerrar, la falta de servicios médico y de enfermeria. Creo que hacen inviable, la vuelta a los pueblos. Los únicos que quedaran, son empresas de seguridad en Invierno y los hijos del pueblo que vuelvan en verano, porque no se pueden costear las vacaciones y las pasara entre los huertos del vecino, pasear y comer pipas. Terminaran las fiestas patronales y los pueblos volveran a parecer el desierto de Almeria. Lo único que hago es seguir empadronado en mi pueblo para que en no les quiten la visita del médico y la efermera dos veces por semana.