Javier Cyrano me ha enviado la convocatoria del concurso de relatos Cosecha Eñe 2012. Parece que el procedimiento es sencillo:
Envía tus relatos antes del 1 de abril a las 23,59h. La temática del concurso es libre y está abierto a autores de cualquier nacionalidad que escriban en español.
Este año, el jurado está compuesto por Marcos Giralt Torrente (Premio Nacional de Literatura 2011), Santos Sanz Villanueva (crítico, ensayista y catedrático de Literatura) y Ofelia Grande (directora editorial de Siruela), quienes seleccionarán diez relatos ganadores que serán publicados en el número de Eñe de invierno (diciembre 2012). De esos diez, el que obtenga el mayor número de votos del jurado será considerado el máximo ganador y recibirá los 3000 euros del premio.
¿Qué hay que hacer para participar en Cosecha Eñe 2012? Muy sencillo:
1. Lee las bases del concurso en este enlace. (En resumen, entre seis y diez folios a doble espacio, letra Times New Roman, cuerpo
12).
2. Rellena este formulario online con tus datos y los de tu obra, y copia y pega el texto completo. Presiona «enviar» y ya está.
La convocatoria se cierra con un mensaje de ánimo:
"Manda ahora tu relato o relatos (puedes enviar todos los que quieras). ¡Es hora de mostrar al mundo tu talento!"
Los que enviéis colgadlos también en los comentarios y recordad que el martes 6 quedamos en la Biblioteca de Guadalajara a las 19h.
1 comentario:
Se sentó en un sofá en la habitación a oscuras. Frente a él su víctima dormía plácidamente. Con cuidado sacó la 9 mm de su bolsillo y enroscó el silenciador, por lo menos hacía diez años que no se encargaba él mismo de un trabajo de este tipo. Esta clase de asesinatos suelen ser siempre preventivos, el servicio de inteligencia se encarga de que parezcan accidentes de esquí o salidas de la carretera. Sin embargo en esta ocasión ya era tarde, había muchos focos apuntando al infeliz que iba a perder la vida en unos momentos, y había que elegir del mal el menos.
Introdujo el silenciador en la boca del tipo, el cual tuvo el tiempo suficiente como para reconocer a su asesino, nada más. Luego descerrajó dos tiros que sacudieron la cama y el cadáver quedó como si nada, como si hubiera vuelto a dormirse tranquilamente. Al otro lado de la cama una mujer se incorporó sobresaltada – Pero… papá ¿qué haces… a estas horas? – Tranquila hija, sigue durmiendo – le respondió el asesino – Acabo de asegurar nuestro estado de bienestar.
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