Cuando era pequeño creía que los Reyes Magos debían tener un cacao impresionante.
Cuando era pequeño se murió Pablo VI y mi madre me dijo que se había muerto el Papa. Pasé un rato horrible pensando que era mi padre el que se había muerto. Mi madre no se percató de mi cara de pasmo y tardé en darme cuenta de que decía "Papa" y no "papá" y de que hablaban por la radio del Vaticano y del muerto. A los pocos días murió Juan Pablo I y al anunciar la noticia, mi madre debió decir lo mismo porque también me sobresalté, pero sólo me duró unos segundos.
Este ejercicio no lo he inventado yo. Lo he visto en Microsiervos, que a su vez lo recogieron de i used to believe.
¿Qué creíais de pequeños que no era del todo cierto?
10 comentarios:
Creía que los seres humanos eran, en general, buenos.
Creía que la humanidad tenía un futuro promisorio.
Creía que la razón era la guía fundamental del ser humano.
Creía que los seres humanos tenían como norte el bien común.
Creía que el egoísmo era una tara genética que la humanidad estaba limando.
Creía que la Religión, con sus estructuras políticas asociadas, tenderían a desaparecer.
Creía que la guerra sería sustituida por el dialogo sincero.
Creía que todo debería tener un sentido.
Creía en el advenimiento de una revolución que lo cambiara todo para bien.
Y ahora, a pesar de haber descubierto que todo eso es mentira, sigo disfrutando de la vida gracias a ese enigma fundamental y que es el origen de todos los demás enigmas: Soy consciente.
Cuando era pequeño creía que Franco tenía el culo blanco porque su mujer lo lavaba con Ariel. Ya se encargó mi madre de informarme que eso era un secreto dándome un capón cuando se lo conté. No sabía que el pobre hombre llevaba 10 años muerto. A lo mejor el Ariel no era el producto idóneo para lavarse el culo y eso lo mató.
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Cuando era pequeño creía que en las películas con rombos se contaban secretos que los mayores no querían que supiéramos. A más rombos más secretos.
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Cuando era pequeño creía que el futbol era un deporte muy complicado porque en un partido de la selección, aunque el locutor dijo “Butragueño busca apoyos”, yo entendí “Butragueño busca pollos”. Y la verdad es que, por lo menos por la televisión, no se veían muchos en el campo.
Cuando era pequeño pensaba que para vivir solo había que querer. Hoy pienso igual. Que el mundo era muy grande, y Dios muy pequeño, porque estaba en todas partes y no se le veía.
Cuando era pequeño creía que un poco más allá de mi pueblo era Albacete, que Albacete era España y España era el mundo.
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Cuando era pequeño creía que para que una gallina tuviese pollitos, había que poner a un gallo encima. Por más que mi abuelo me lo dijera no lo llegaba a comprender. ¿Qué sentido tenía poner un gallo sobre una gallina? Cuando nadie me veía entré en el gallinero para intentar poner al gallo encima de las gallinas. Entre el alboroto que causó mi entrada, conseguí ver como un gallo saltaba sobre una gallina. Corrí a decírselo a mi abuelo…; ya no me dejaron ir al gallinero. Tardé muchos años en comprender todo aquello.
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Cuando era pequeño creía que los reyes magos no eran los padres, por mucho que se empeñara mi hermano en enseñarme los regalos unos días antes.
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Cuando era pequeño creía en todo aquello en lo que me decían. Ahora se lo tengo que consultar a google.
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Cuando era pequeño creía que Chanquete había muerto. Por más que los telediarios desmintieran la noticia, y por más que el propio Antoni Ferrandis saliera en televisión hablando. Yo sabía que ese no era Chanquete, pues Chanquete había muerto.
Chanquete, allí donde estés: ¡Nos están moviendo!
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Cuando era pequeño creía.
Cuando me guiñaban un ojo creía que me estaban disparando.
Creía que tener “sentido común” servía para que todos fuéramos iguales.
Cuando mis primas me decían que si quería jugar a los médicos y yo las decía que no, porque era muy aburrido. Cuando fui adolescente me di cuenta que era muy divertido pero que ninguna chica quería jugar conmigo.
Creia que los santos se morían de miedo y de frio, en las iglesias cuando las cerraban de noche.
Cuando era pequeña creía...
...que un hada disfrazada de viejecita me concedería deseos por ser una buena niña.
...que las montañas eran azules.
...que tirar el pan sin besarlo o ponerlo boca-arriba en la mesa era pecado.
...que un tal Luis XVI tuvo muchas sillas y ahora se vendían todas.
...que los cantantes, en la tele, bajaban la voz y la música progresivamente según acababan la canción.
...que iba a ser famosa, y me daban miedo las futuras entrevistas.
...que ser mayor era horrible: comían verduras y olían raro.
...que las madres no podían decir palabrotas.
...que antes de dar un beso a un chico había que masticar un chicle de menta.
...que las aventuras que leía me pasarían de verdad.
...que mi madre se burlaba de mis comentarios y por eso se los contaba a todo el mundo sonriendo.
...que mi colegio se iba a partir por la mitad ( tenía una grieta de tres dedos en suelo, paredes y techo, que lo dividía en dos).
...que era más práctico trabajar que estudiar.
...que era mejor adoptar que parir.
...que unas veces era retrasada y otras superdotada.
...que no existía mejor juguete que los recortables.
(algunas de estas cosas sigo creyéndolas)
Mª José Olivares.
Cuando era pequeño creía que si uno crecía no le hacían ni caso. Por lo menos eso le decía yo a mi hermana cuando ella aún dormía en la cuna. Inconvenientes de haber sido el hermano pequeño durante 7 años.
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