martes, 2 de marzo de 2010

Vietato introdurre biciclette

VIETATO INTRODURRE BICICLETTE
(Julio Cortazar en Historias de cronopios y famas)

En los bancos y casa de comercio de este mundo a nadie le importa un pito que alguien entre con un repollo bajo el brazo, o con un tucán, o soltando de la boca como un piolincito las canciones que me enseñó mi madre, o llevando de la mano un chimpancé con tricota a rayas. Pero apenas una persona entra con una bicicleta se produce un revuelo excesivo, y el vehículo es expulsado con violencia a la calle mientras su propietario recibe admoniciones vehementes de los empleados de la casa.

Para una bicicleta, entre dócil y de conducta modesta, constituye una humillación y una befa la presencia de carteles que la detienen altaneros delante de las bellas puertas de cristal de la ciudad. Se sabe que las bicicletas han tratado por todos los medios de remediar su triste condición social. Pero en absolutamente todos los países de esta tierra está prohibido entrar con bicicletas. Algunos agregan: , lo cual duplica en las bicicletas y en los canes su complejo de inferioridad. Un gato, una liebre, una tortuga, pueden en principio entrar en Bunge & Born o en los estudios de abogados de la calle San Martín sin ocasionar más que sorpresa, gran encanto entre telefonistas ansiosas o, a lo sumo, una orden al portero para que arroje a los susodichos animales a la calle. Esto último puede suceder, pero no es humillante, primero porque sólo constituye una posibilidad entre muchas, y luego porque nace como efecto de una causa y no de una fría maquinación preestablecida, horrendamente impresa en chapas de bronce o de esmalte, tablas de la ley inexorables que aplastan la sencilla espontaneidad de las bicicletas, seres inocentes.

De todas maneras, ¡Cuidado, gerentes! También las rosas son ingenuas y dulces, pero quizá sepáis que en una guerra de dos rosas murieron príncipes que eran como rayos negros, cegados por pétalos de sangre. No ocurra que las bicicletas amanezcan un día cubiertas de espinas, que las astas de sus manubrios crezcan y embistan, que acorazadas de furor arremetan en legión contra los cristales de las compañías de seguros y que el día luctuoso se cierre con baja general de acciones, con luto en veinticuatro horas, con duelos despedidos por tarjeta.


El ejercicio de hoy consiste en escribir un alegato/historia a favor de la bici para que no parezca que están prohibidas; aunque en realidad puede que el problema sea que no caben en nuestras vidas o lo que sean.

De propina esta canción de Queen que entre otras cosas dicen: "... no quiero ser candidato a Vietnam o al Watergate porque todo lo que quiero hacer es montar en bici..."

7 comentarios:

jesus Rocha dijo...

Os mando este divertido glosario de la masa crítica, escrito por uno de los "fundadores" de la masa crítica de San Francisco (versión sólo en inglés, sorry):

http://www.joelpomerantz.com/genlresources/cmglossary.html#agitprop

David Ruiz dijo...

TRES HISTORIAS DE BICICLETAS EN ORDEN NO CRONOLÓGICO

Salía de mi casa los sábados por la mañana a montar en bicicleta pero al final siempre volvía andando y con las manos negras como un carbonero. La cadena se salía constantemente en el cambio de piñón y con doce años aún no tenía los suficientes conocimientos de mecánica como para volver a colocarla en su sitio. Cuando pasaba junto al río tenía que aguantarme las ganas de tirar aquel puto trasto hacia lo más profundo mientras la cadena golpeaba con un sonsonete burlón en los pedales. Fue en está época en la que adquirí la costumbre de ir a todos los sitios andando. Necesitaba más tiempo para llegar – es cierto – pero llegaba limpio y de buen humor. Así que con la bicicleta me ha pasado lo mismo que con los relojes, no es que no me gusten, es que he aprendido a vivir sin ellos.

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Me coloco el casco y la ropa reflectante color amarillo que me hace parecer una baliza de salvamento. Me ajusto esas mallas tan apretadas y antes de subirme a la bici me miro en el espejo para ver lo bien dotado que estoy gracias al relleno. Me guiño un ojo y me lanzo un besito. Luego me monto en la bicicleta y hago 36 kilómetros, la distancia entre Alcalá y Guadalajara. Pero no veo los árboles deshojarse por el frío ni escucho como las ruedas de goma parten las piedritas del camino. No se me llenan los pulmones de olor a lluvia ni oigo los pájaros cantar en la mañana. Que tristes y absurdas son las bicicletas estáticas.

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A mi padre no se le ocurrió nada mejor con doce años que montarse con mi tío Teo y mi tío Antonio en la bicicleta de mi abuelo y lanzarse cuesta abajo. Si algún perito hubiera estudiado el aparato después del choque con el árbol no hubiera dudado ni un momento en darlo como siniestro total. Así que cuando volvió mi abuelo a casa y vio destrozado el único medio de transporte que le permitía llegar de La Puerta a Trillo en un tiempo razonable, montó en cólera. Yo no necesito imaginarme cómo es la furia de un herrero de la Alcarria alto y fuerte como un coloso, pero tampoco puedo describirlo. Solo puedo decir que mi padre y mis tíos estuvieron casi dos semanas sin poder sentarse. Hoy en día ningún niño recibiría una paliza por destrozar la bicicleta de su padre, aunque también es cierto que – tristemente – hoy en día los padres ya no dependen de sus bicicletas para acudir al trabajo.

jesús Rocha dijo...

David Ruiz dice: “-tristemente – hoy en día los padres ya no dependen de sus bicicletas para acudir al trabajo.” Pero eso va a cambiar muy pronto, por varias razones: Por el final del petroleo del petróleo, porque se esta volviendo a descubrir el placer de pedalear por las calles en las ciudades, porque a más bicis en las ciudades, según todos los expertos, mejorará la calidad de vida de los usuarios, y de los vecinos que conviven en ellas: Menos ruidos, menos humos, menos letras que pagar a los bancos, menos seguros, más seguridad, menos atascos, más calles despejadas, sin toneladas de hierros aparcados junto a las aceras.
Lo que pasa es que la inercia del consumo es muy grande, - y pese a muchos- esta crisis viene bien para descubrir las ventajas del uso de la bicicleta, como un artilugio muy útil y barato en los desplazamientos cortos.
Las administraciones locales son muy lentas en tomar conciencia de ello, deberían empezar por dar ejemplo. Por ejemplo:
* Cambiar los coches oficiales por bicis oficiales en los desplazamientos dentro de las ciudades.
* Educar y Ayudar a que los desplazamientos escolares, dentro de la ciudad, se hagan en este vehiculo.
* Incrementar zonas peatonales y con carriles bicis.
* Instalar servicios de préstamos de bici para desplazamientos urbanos.
En fin, seguiré pensando en el tema, pero desde ya, estoy seguro que el futuro en la calidad de las ciudades, está en el fomento de la bici.
Oigo comentar que Guadalajara está en cuesta, que no es apropiada para la bici, pero con las actuales bicicletas con cambios, o con apoyo eléctrico, para las personas que tienen limitaciones físicas, esto no es un problema.

lorenzo dijo...

No es fácil y da miedo, en principio, el subirse a un artefacto que no guarda, el solo, equilibrio. Luego poco a poco, con ayuda, desde luego, uno ve que el equilibrio puede dominarse, el miedo vencerse, y....entonces llega la maravilla de poder deslizarse con cierta velocidad, sin ruido, con poco esfuerzo por ese mundo lejano, al que nuestros padres no nos dejaban llegar, por quedar muy lejos de casa.
Uno empieza a experimentar el goce de la libertad, de la aventura, del conocimiento de nuevos lugares o pueblos, de oir cantar pájaros, cuando paramos a descansar, de bañarnos en esa poza alejada del rio. Y ya la bici es algo nuestro que limpiamos, cuidamos, engrasamos, reparamos si hace falta, y raramente dejamos utilizar a algún amigo.

lorenzo dijo...

donde has ido, comentario amigo, que hice sobre la bici, y q por haber puesto el dedo donde no debía, ha escapado quizá montada en ese bici esquiva del ordenata.

claudia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
claudia dijo...

Cargamos el coche, los dos coches llenos de bicicletas y niños y nosotros que perdemos el miedo al carné de identidad que dice cuarentaytantos...Llegamos media hora en montar las bicis, diez minutos de ruta y ...¿Cuándo comemos? Una hora comiendo y otra jugando en los columpios, tirolinas y demás, otra vez a las bicis, caidas,niños llorando...Al coche,¿Cuánto montamos en bici? No se, pero nos lo pasamos genial.