lunes, 17 de octubre de 2016
Día de las escritoras
Cualquier día es bueno para hacer una performance, aunque la hagas en el suelo de tu casa, aunque tus hijos piensen que su padre está de lo suyo.
Hoy se celebra el día de las escritoras y se me ha ocurrido coger los libros escritos por mujeres que tengo más a mano, es decir, más cerca de mi cama, y ponerlos juntos. Cuando he llegado a veinte he parado. Ésta es una de las historias que cuentan, pero seguro que vosotros tenéis la vuestra (os invito a contarla en los comentarios):
La familia Pérez es mi norte, pero no es todo cuanto amé, ni bajo los tilos, ni bajo mi noguera prestada que ya devolví. Estuve en Nueva York y regresé renunciando por el momento al viaje a Echo Springs. La renuncia me produjo estupor y temblores y los consecuentes estados carenciales, aunque lo peor fue llegar a esa estación llamada "La primera vez que no te quiero". El gran número de todos los números, el fin y principio de todas las cosas. El bosque de la noche alumbraba ojos que no me dejaban de mirar y no podía dormir. No se llamaba Carol y decía que no tenía miedo a volar, pero sí, todos tenemos. Los campos de la despedida llevan tiempo dando frutos, obras incompletas, como todas las obras, y el corazón es un cazador solitario que no se sacia ni en la crónica del desamor ni siendo un espía en la casa del amor. Y ésta es mi historia secreta, la de la casa del amor que con nubosidad variable escribe ahora un nuevo atlas de geografía humana.
Hoy doy las gracias a Christine Bell, a Siri Hustvedt, a Christa Wolf, a Olivia Laing, a Amélie Nothomb, a Ángela Vallvey, a Lola López Mondéjar, a Wislawa Szymborska, a Djuna Barnes, a Patricia Highsmith, a Erica Jong a Mar García Lozano, a Gloria Fuertes, a Carson McCullers, a Rosa Montero, a Anaïs Nin, a Donna Tart, a Carmen Martín Gaite, a Almudena Grandes y a todas las demás.
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