jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz año 2010

Me acaba de llegar la felicitación de mi amigo Burgui: "Cuando pienso en mis propósitos del 2009 todavía me da la risa. Deseamos que se cumplan todos los vuestros del 2010."
Normalmente, entre líos y demás, acabo haciendo la felicitación SMS de año nuevo un día o una semana tarde. Espero que esta vez no sea así.
El juego de hoy o de mañana o de pasado es hacer una felicitación de año nuevo bonita, original, con alma, que quepa en los 160 caracteres de un SMS. Para que os inspiréis os cuelgo el calendario de 2010 con sus oasis festivos...
Por cierto que sigue en pie el ejercicio del cuento de Navidad.
Suerte y Feliz año

11 comentarios:

Toño dijo...

Vengo de la San Silvestre de Azuqueca. Creo que he hecho la mitad, o casi. Como corredor soy un desastre, pero he estado con mis amigos. Así, el horizonte de 2010 se me hace acogedor. Besos

BRAGAOMEANO dijo...

DESEOS DE UN CONSERVADOR PARA 2010 :
Santa Rita, Rita, Rita lo que se da no se quita.
Madrecita, madrecita, que me quede como estoy.
Feliz 2010 y Prospero Merime.

Jesús Rocha dijo...

Este año, que ya es 2010, estoy un poco vago, así que el cuento lo dejo para cuando se me ocurra. Pero independientemente de los años que pasan, que un convencionalismo, Pido que el futuro sea mejor para todos, porque así, también será mejor para mí… puro egoísmo.

Jesús Rocha dijo...

Corrí la San Silvestre de Madrid, un mar de gente, toda una pasada por medio de la Castellana sin coches.

UNA CERVEZA dijo...

Por fin se acaba la década sin nombre y comienzan los felices años 10. Sí, ya sé que en este siglo viene por adelantado pero es lo que hay.
Salud!

Jesús Rocha dijo...

Ahora que está pasando esta vorágine navideña anual, en que celebramos unas fiestas fundamentadas en el consumo, conviene reposar y meditar mientras pasamos las pesadas digestiones y afrontamos las cuentas de enero y febrero, sin festivos, recuperando las maltrechas economías.
También los comerciantes y tenderos hacen balances y planes de futuro; para ellos, estas fiestas son claves en la promoción y potenciación del consumismo como valor a mantener y fomentar.
Todos hacemos racionales propósitos administrativos y bien pensantes que pretenden acallar conciencias, malas digestiones: propósitos de enmiendas, para que en el futuro, actuemos como productores y consumidores responsables… por lo menos hasta la cuaresma. Pero lo único fundamental de la vida que es el tiempo, lo consumimos en estas banalidades. No pensamos, en estos días de ajetreos festivos, en el paso del tiempo: Yo quisiera regala tiempo y preguntas navideñas como esta: ¿Podemos vivir sin capitalismo?
Este ente abstracto llamado capitalismo, responsable del cambio climático y de la proliferación de injusticias humanas. ¿A dónde nos lleva?
Según todos los indicios, la sostenibilidad del mundo tal como marcha, es totalmente incompatible con el crecimiento económico que sueña el capitalismo.
Los experimentos humanos para racionalizar la vida, en lucha con el capitalismo, hasta hora, han fracasado, pero los sueños siguen y vuelven a florecer antiguas ideas universales e internacionales, como cuando los inconformes estaban todos juntitos: anarquistas, socialistas, comunistas. Creo que las nuevas ideas conectan mejor con las clásicas familias políticas ligadas al anarquismo. Con un sutil matiz anticonsumo planteado como decrecentistas. Quizás nuestro futuro, como el de los dinosaurios que se convirtieron en pájaros, esté ahí. Y esto nos lleva a la pregunta: ¿Por qué los dinosaurios se convirtieron en pájaros? ¿Fue el principio del “decrecimiento” el que empujó a los grandes dinosaurios en evolucionar a seres más pequeños, más libres y poder volar, y lograr subsistir convirtiéndose en pájaros? Quizás nuestro futuro esté por ahí, en hacernos pequeños, simples; en renunciar a tanto cerebro para poder volar.

Jesús Rocha dijo...

Cuento navideño
Nieva, las calles todavía están oscuras. Como muchos transeúntes, me deslizo, soportando el frío, por las calles húmedas de un agua nieva que no acaba de cuajar. Es un día más de este invierno, aunque sea el día de reyes. Este podría ser el principio de un cuento navideño. Sólo bastaría ponerlo en tercera persona y encasquetárselo a un personaje, aunque en el fondo la sensación sea mía. He llegado a casa, ahora nieva tras la ventana, tengo la suerte de tener una ventana, con una habitación caliente donde refugiarme. Gracias a la ventana de doble cristal, puedo estar a gusto y escribiendo, separado del inclemente invierno exterior, donde si estuviera, tendría los dedos entumecidos y no podría escribir.
Con los copos de nieve cayendo, el silencio se impone; todos los seres vivos tienden a refugiarse: los pájaros no salen, los perros no ladran, las calles se ven vacían. Sólo los árboles de hoja perennes, los de la familia de las coníferas, permanecen estoicos, no les queda más remedio, soportan en sus hombros el peso de la nieve que va cuajando, además para estos árboles, la nieve es su medio natural, están adaptados a ella.
Sigue nevando, y nuestro personaje del cuento no aflora, se esconde en no sé que sitio de mi universo mental; con el frío que está haciendo tal vez no quera salir, aunque pretenda ser un personaje de invierno y de navidad; también se lo debe estar pensando el tener que presentarse sin más, para hacer o decir no sé qué cosas.
Podría ser un mendigo; o su opuesto, un rey aburrido; podría ser un notario divorciado, o un albañil en paro. Vayamos por ahí, se trata de un albañil que se ha quedado sin trabajo, desde hace seis meses, con dos hijos: una niña de seis, y un niño de ocho años. Nunca antes había tenido problemas para comprar los regalos de reyes, pero este año es diferente, su cuenta bancaria, hace tres meses, está vacía, con saldo negativo; lo que antes, cuando se grababa en la cartilla, lo llamaban: “Estar en números rojos”. El cajero automático hace meses que no suelta billetes, ni el empleado da más crédito. Al pensar en esto, sus hombros se hunden, sus brazos fuertes, permanecen caídos, como dos ramas inútiles. Sigue pensando en lo oscuro de su remonte económico, por lo menos en el futuro próximo. Este año, soñando, también ha jugado a la lotería, tampoco le ha tocado nada. Se le cae el alma a los pies al pensar que tiene que decirles a sus hijos que este año no habrá regalos de reyes. No hay trabajo. Él, llamémoselo Mario, nunca antes había tenido problemas para trabajar, los constructores se lo rifaban, se podía permitir el lujo de rechazar encargos… pero ahora, por razones que sólo salen en los telediarios, nadie le llama. Su mujer lo comprende y lo mira con tristeza, con un sentimiento de culpabilidad compartida. Ella, con la costura, es la que va trayendo algo de dinero a casa, lo justo para pagar la luz y la comida, que empieza a repetirse y a llevar mucho pan. Ya lo han hablado, esta tarde se lo dirán a los niños, para que mañana no se encuentren de golpe con la amarga sorpresa del vacío en el rellano de la casa, sin paquetes que desenvolver, sin sonrisas ni alegrías de sorpresa. Ya no como antes, cuando con los ojos, confirmaban que les había tocado lo que habían pedido en la carta a los reyes.

Judas Iscariote dijo...

Si no se consume, no se recaudan impuestos. Y si no se recauda, no se puede mantener nunguna clase de estado sea de la idiologia que sea. Pensar en ello.
Porque a lo mejor, mucha sostenibilidad, pero si vuestro sueldo os lo paga alguna administración publica y está se queda dinero porque " el capitalismo " se cae, lo mismo os cais también vosotros con la economia " sostenible ".
¡ Despertar !

Maribel dijo...

¿Un poco vago? Pues menos mal...

¿El consumo es lo que sustenta la Navidad? Será para los que sustenta su vida el resto del año.

Le deseo lo mejor a todo el mundo en este año que tiene que pasar para que acabe la década. El 10 tiene que completarse para tener una decena, como el año 2000 entero pertenecía al segundo milenio D.C., no al tercero.

Vamos, digo yo...

Anónimo dijo...

Frace genial oida en la radio:

"¿Como que he perido la razón? Mas bien nunca la he podido encontrar"

Carlos

Jesús Rocha dijo...

La razón nunca es exacta, sino aproximada.