miércoles, 26 de diciembre de 2018

15 años sin Bolaño


Mi historia de Bolaño empieza en 2001. Creo que saqué de la biblioteca Los detectives salvajes y me encantó. El problema es que me lo bebí demasiado rápido, como me pasó con Cien años de soledad, pero al menos ya no era un crío. Había empezado el libro y me lo llevé a una de mis últimas guardias en el Hospital de Móstoles. Imaginad con qué ganas me encerraba yo en un hospital con mi hijo recién nacido en casa. Eran los tiempos locos en los que nacía tu hijo y tenías que volver a trabajar a los dos días. El caso es que me aquella tarde me enganché al libro y no me pude soltar. Recuerdo que lo poco que dormí fue al principio de la noche, pero luego no pararon de llamarme para ver urgencias que no lo eran tanto y me desvelé. Creo que terminé el libro y cuando salí la resaca era horrible, más por no dormir que por Los detectives salvajes, aunque no estoy seguro. Estaba claro que aquel trabajo no era para mí y por eso dejé de hacer guardias.

Desde entonces leí todo lo que pude de Roberto Bolaño y quedé fascinado por su peripecia vital. Tengo muchas cosas pendientes que leer, entre ellas 2666, pero no me atrevo a empezarlo aún. Me resulta curioso que Bolaño lo dejara como regalo póstumo con el plan de publicarlo en cinco entregas para intentar asegurar a su familia unos beneficios. No obstante, ellos decidieron publicarlo entero.

La verdad es que no sé qué homenaje hacerle a Bolaño este año que se han cumplido 15 años de su muerte aparte de hablar de él. Bueno, una cosa que puedo hacer es publicar esta entrada el 26 de diciembre a las 6:06. Es una tontería, pero es una hora buena para pedir que el que quiera hable de algún libro que tenga pendiente de leer.

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