La perra de Tomás y Teresa, los protagonistas de La insoportable levedad del ser, se llamaba Karenin. Un homenaje más a Tolstoi, como el de hacer esta entrada en el blog. El libro de la imagen es uno de los que he heredado de mi abuelo paterno. Bueno, en realidad lo he heredado de mi abuela, porque mi abuelo murió mucho antes, pero en esa casa, los libros pensábamos que eran del abuelo, sobre todo porque era el que nos hablaba de ellos e incluso nos los prestaba.
El otro día lo abrí buscando el famoso inicio de la novela y encontré esto.
No se parecía mucho al memorable: “Todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera”. Así que leí un par de páginas y paré. El libro lo acaricié un rato, pero se me quitaron las ganas de leerlo.
La propuesta de hoy es que pongáis en los comentarios el inicio de libro que más os guste y vuestra historia con él.
1 comentario:
Ja,ja,ja eso me pasa, casi de siempre con muchos libros y con las hembras, ni siquiera logro acariciarlas.
Publicar un comentario