domingo, 8 de abril de 2018

Ardiente secreto


Ardiente secreto es una novela corta que Stefan Zweig publicó en 1911 con el título original de Brennendes Geheimnis. No trata de un tema universal, trata de "EL TEMA": la lucha encarnizada en la que andamos enfrascados desde niños y que enfrenta al deseo con la realidad. Los personajes principales del relato son una madre y un niño y en ambos se aprecia la crudeza de la batalla. Algo que podemos apreciar en este fragmento cortesía de Editorial Acantilado en la traducción de Berta Vias Mahou:  

«Se encontraba en esa edad decisiva en la que una mujer empieza a lamentar el hecho de haberse mantenido fiel a un marido al que al fin y al cabo nunca ha querido, y en la que el purpúreo crepúsculo de su belleza le concede una última y apremiante elección entre lo maternal y lo femenino. La vida, a la que hace tiempo parece que se le han dado ya todas las respuestas, se convierte una vez más en pregunta, por última vez tiembla la mágica aguja del deseo, oscilando entre la esperanza de una experiencia erótica y la resignación definitiva. Una mujer tiene entonces que decidir entre vivir su propio destino o el de sus hijos, entre comportarse como una mujer o como una madre. Y el barón, perspicaz en esas cuestiones, creyó notar en ella aquella peligrosa vacilación entre la pasión de vivir y el sacrificio.»

Ya tenéis el ejercicio de hoy: escribir un texto que lleve por título "Ardiente secreto". Pero, por darle una vuelta de tuerca más a la propuesta, os dejo mi ejercicio que no es que sea un secreto, pero sí que cuenta algo bastante desconocido y que tampoco es muy ardiente, aunque al final sí:


Ardiente secreto

La editorial Scott & Seltzer de Nueva York publicó sin permiso la versión en inglés de Brennendes Geheimnis en 1919 y no contentos con traducir el título, como Burning secret (Ardiente secreto), tradujeron también el nombre del autor: Stephen Branch. Esteban Rama, que sería la traducción al castellano de Stefan Zweig.

Justo cuanto se incendió el Reichstag en febrero de 1933, hecho que terminó de demoler la democracia alemana y de encumbrar a Hitler como amo y señor del país, se estaba proyectando en Alemania una película basada en la novela Ardiente secreto de Stefan Zweig. Acusar a los comunistas del incendio no servía para engañar a toda la población, pues estaba claro que aquello a quienes realmente beneficiaba era a los nazis. El cartel de los cines rezaba: "Ardiente secreto" y muchos viandantes lo señalaban, se daban codazos y se reían. La Gestapo entendió que aquella ironía contradecía su versión y rápidamente borraron todo rastro de la película y del libro. En mayo se quemarían en Berlín los demás libros de Zweig.

2 comentarios:

Maria José dijo...

Me contaron su ardiente secreto:

No eran nadie. Ni siquiera podían morir.
Bajaron lentamente a los abismos, y allí, encallando sus livianas barcas en las oscuras arenas, se buscaron. Ciegos. Mudos. Desesperados.
No habían de encontrarse.
Avanzaron por un espeso bosque, uno al lado del otro sin rozarse, sin presentirse, hundidos en el mismo pozo.
Me contaron que la rama que arañaba una mejilla también hería la mejilla del amado.
Que la pisada de uno marcaba la huella en la que el otro hundía su ignorante pie.
Me contaron que una vez, en su camino tortuoso, un suspiro provocó el eco de otro suspiro.
Que creyeron oler un perfume, creyeron oír un lamento, creyeron con fe en el encuentro.
Me contaron que al llegar al final de la senda, allá donde los árboles se tornaban débiles y frágiles, abierto el azul horizonte, se desvelaron los ojos de deseo y de esperanza.
Y allí, me contaron, pudieron girar sus cuerpos, y sus rostros, y sus miradas, y se descubrieron.
Libres.
Beatus.

Me contaron su ardiente secreto.


María José Olivares

Anónimo dijo...

Ardiente secreto :

Quien pudiera, tener un ardiente secreto, o varios.
Ser un picaflor, un marido gigolo,del que su esposa jamás sospeche nada.
Que sea tan ardiente el secreto, que si hay que arder, sea en el infierno,expiando mis pecados.