jueves, 22 de agosto de 2013

El silencio




El Silencio Que Queda Entre Dos Palabras
Roberto Juarroz

El silencio que queda entre dos palabras
no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,
ni tampoco el que estampa la presencia del árbol
cuando se apaga el incendio vespertino del viento.

Así como cada voz tiene un timbre y una altura,
cada silencio tiene un registro y una profundidad.
El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro
y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre.

Existe un alfabeto del silencio,
pero no nos han enseñado a deletrearlo.
Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable,
tal vez más que el lector.



Hoy os regalo un poco de estar a solas. Un poco de silencio.


Gracias Roberto por la sugerencia.


El ejercicio lo ponéis vosotros.

3 comentarios:

Jesús Rocha dijo...

¡Ay de lo que he aprendido y no olvido!
¡Ay de la tierra mojada que permanece!
Hoy la luna esta llena, y las hojas con el viento la mecen.
Cuando el tiempo pasa, no nos engaña, es constante e irreversible.
Cuando callamos sin silencios, gritamos.
Cuando miramos y no vemos, mentimos.
Cuando vivimos sin ponernos en las entrañas de los otros, morimos.
¡Ay de mí, mal herido por el paso del tiempo!
Más me valiera mirar las estrellas y pensar en su firmeza.
Mi pensamiento, como cortina de nubes todo lo cube.
¿Qué será de ti y de mí?

Anónimo dijo...

mucho más tiempo en silencio me quedaría del que me permites.
Porque estoy convencida de que esperas palabras de mi y es entonces cuando los silencios empiezan a parecerme incómodos por el hecho de que estés mirándome con la esperanza de que se rompa.
Cuando los demás esperan ruido de ti, se acaba con la tranquilidad de un respiro profundo, de un atardecer sin sonido o una mirada callada que no son prohibidos pero que muchas veces parecen imposibles de conseguir.

Anónimo dijo...

Silencio,
pides incansable.
Silencio, silencio, silencio.
No callas.