jueves, 21 de agosto de 2014

Libre




Libre 

Tiene que haber días
en los que me sienta libre
libre para elegir qué hago
dónde paso mis horas de luz
y mis horas de oscuridad
libre para seguir
o para dar la vuelta
libre

¿O no los hay?

Yo quiero tenerlos
aunque no sean todos
quizá porque no sean todos
pero los quiero
mataría por ellos

Un día
un rato libre
de verdad
lo cambia todo

Un día
un tiempo libre
de verdad
cambia ese momento
y los momentos de alrededor
y después
todo lo demás


Y nada, poned "Libre" en la hoja y dejad que la cosa fluya...
(Gracias Miguel por la canción)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Libre como qué? ¿Hay algo realmente libre y no condicionado?
¿Libre el sol?- No
¿Libre el mar?- No
¿Libre el hombre? …Dudo. Según la RAE es tener conciencia para pensar y obrar según nuestra voluntad. O no hacer nada. Además, esta libertad nos hace responsable de nuestros actos, o no actos. Realmente la libertad es un privilegio de unos pocos, y siempre que no choque con las leyes que le puedan afectar, o las costumbres establecidas, o nuestra capacidad adquisitiva. Es una quimera temporal… ¿como el amor? Y es una palabra muy socorrida en canciones:
Libre como el sol cuando amanece...
Libre libre quero ser…
Y de poetas: Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Hoy me he levantado con el día cruzado. He vuelto al trabajo. La libertad de las vacaciones se han esfumado. Tan solo me queda su recuerdo, como un amor perdido.
jemart

Anónimo dijo...

Algún día seré libre,
auténticamente libre.
Cuando no necesite buscar el mar,
cuando la luz no luche con la oscuridad.
Lo notaré porque no querré nada,
cuando mi piel no sea mi límite.
Pero hoy no, aún me duele el respirar.
jemart

BRAGAOMEANO dijo...

Solo un día de este verano, conseguí ser libre, decidí ser libre. Termine mi reparto en mi pueblo, subí a la casa donde viví los mejores año de mi vida, comí lo que quise, viendo la tele desde el sillón, sin que a nadie molestara, las migas que al suelo pudieran caer. Una siesta de orinal y camisón, entre los anchos muros de una casa antigua, arropado en su frescos, luego a recoger los frutos de un ciruelo que en el patio planto mi abuelo.
Paseo por las calles del pueblo, desembarcando en el bar para dar la brasa al tabernero. Al anochecer, vuelta a la urbe, vuelta al mundo real, vuelta a la esclavitud.