miércoles, 30 de abril de 2014

Justicia



Huracán Carter murió el otro día. Yo no sabía nada de su historia hasta que hace poco vi la película protagonizada por Denzel Washington. Cuando terminó la película me quedé pegado a la canción de Bob Dylan y desde entonces la llevo siempre encima.
Escuchando la canción después de la noticia de la segunda muerte de Carter -de la otra resucitó al cabo de 20 años de encierro- me dio por pensar en la justicia y me acordé del Conde de Montecristo, de sus años de aprendizaje en el penal y de su salvación por la muerte de su amigo. Y, por supuesto, me acordé de su perfecta venganza.
También me acordé de Cadena Perpetua, la película basada en un relato de Stephen King que he visto un montón de veces porque la dan mucho en televisión y porque si la encuentro empezada no puedo no terminarla. Os podría contar ahora mismo el final punto por punto, cómo roba los zapatos del alcaide, a qué pueblo mexicano huye, dónde esconde el billete para el viaje de su amigo...
Pero lo que me fascina es que me sigo emocionando con estas historias de gente que sufre por la injusticia y que al final puede volver a ponerse en pie.

¿Qué os sugieren o recuerdan a vosotros estas historias?

3 comentarios:

BRAGAOMEANO dijo...

A mi es la canción que mas me gusta de este rapsoda moderno, la que mas ritmo tiene de este poeta de la guitarra y la harmonica.
El reino de los justos esta en el cielo. Me imagino que el suicidio rondo por sus cabezas mas días que no. Pero hay un gen de supervivencia animal, que te empuja a luchar aunque tu no quieras. La esperanza es lo último que se pierde, es saber que tienes razón y que muerto no te puedes defender. Un boxeador es un luchador, lucha hasta que no puede levantarse de la lona. La vida no es más que un combate a muerte, pero sabes que cuantos mas asaltos aguantes mas años vivirás.
Siempre hubo una justicia para quienes la crearon para defenderse de los que no son como ellos, sobre todo en el estatus material.

Anónimo dijo...

Me gusta mucho Cadena perpetua, especialmente la historia de amistad entre los dos presos, ese final abierto, junto al mar.

Anónimo dijo...

Duele escuchar a los políticos masivos con promesas que suenas vanas en sus bocas, que no pueden ser creídas. Escuchar palabras apropiadas, ganadas por la lucha de muchas generaciones de los de abajo. Odio la ligereza política y de mal uso de esas palabras violadas, como: solidaridad, trabajadores, Seguridad Social, Sanidad, Educación. Se burlan y mienten de forma simple, robando palabras que suenas a burlas en sus atriles, a modo de cuadriláteros.