
Hoy tenemos con nosotros una selección de lo que iba escribiendo Hawthorne en sus "cuadernos norteamericanos". En aquella época no es como ahora que en general consideramos que el microrrelato es un género menor; en el XIX no se consideraba que fuera un género en absoluto y por eso el autor no le dio mucha importancia. Sus textos se publicaron póstumamente y cada compilador desde su mujer, pasando por Borges, hasta Eduardo Berti, el de esta edición que os traigo de Belacqua, ha elegido lo que ha querido. Si queréis hacer vuestra propia edición aquí tenéis la primera parte de la obra y el resto está en la web del Proyecto Gutenberg junto con los Cuadernos ingleses y los Cuadernos franceses e italianos. Lo realmente interesante de todos estos cuadernos es que algunas de las anotaciones son microrrelatos o gérmenes de relatos breves que el escritor caza al vuelo y fija como quien guarda una concha bonita que se ha encontrado paseando por la playa, sin saber muy bien qué utilidad pueda tener.
Unos ejemplos:
En una vieja casa se oyen unos golpes misteriosos en una pared donde antaño había una puerta, ahora tapiada con ladrillos.
Dos amantes -o dos personas-, debiendo tratar un asunto de lo más privado, se citan en un lugar que presuponían muy solitario y lo encuentran repleto de gente.
Julian, tras haber recogido el otro día un puñado de hojas de arce, todas rojas: "Mira, papá: un ramillete de fuego".
El ejercicio de hoy sería que empezásemos todos hoy nuestro cuaderno con las historias o esbozos de historias que se nos ocurrieran.
Gracias a Pepe por esta sugerencia y por otras muchas.