miércoles, 7 de octubre de 2009

Club de escritura en la Biblioteca de Guadalajara

Ésta foto la he tomado de un paseo por Guadalajara de la revista de la Junta. Aquí es dónde tendremos la primera sesión del año. Exactamente en el primer piso, en la sala multiusos que está justo En el piso de encima del que ha tomado la foto. También puede que alguna vez a lo largo del año nos tengamos que reunir en la sala de al lado, llamada "Relax".
Este año nos reuniremos los martes de 19 a 21 horas. Los días del primer trimestre son el 13 de octubre, el 3 de noviembre y el 1 de diciembre. Nos vemos en la Biblioteca.
El ejercicio de hoy es compartir un paseo por Guadalajara. Desgraciadamente no habrá premios para el más surrealista, el más romántico, el más medieval, el más fashion, el más idiota etc. pero podéis disfrutar escribiéndolos.

6 comentarios:

Jesús Rocha dijo...

LA NIÑA DUERME EN SU PALACIO
La vela arde en el torreón, la vela vela.
Las agujas del reloj también velan.
Corcel del tiempo de Alvar Fañez de Minaya,
no toques su mirada, que ella duerme.

Sueña con alazanes regalados por el Cid,
tiovivos de su vida en los parques,
lejos la llevan,
por paisajes y los colores de los mares.
Tiernos brazos a caballo,
galope de calores seguros,
en tierras de moros,
lejos del viejo invierno de Castilla.

Calla, no la despiertes,
duerme la bella duquesa
dueña de mi alma guerrera.
Sólo un ramo de luz en su pelo.
Ni un suspiro, ni un mal respiro,
sueña la calma de las murallas.

Vuelos preparadores de muertes.
El viento late en la negra noche
con el tañido de las campanas,
el duro corazón se arremolina en la lluvia.
Cruje la tormenta aciaga en el palacio,
la ciudad de Guadalajara aguanta.

Princesa, no os acerquéis a la ventana,
fuera las sombras se arremolinan,
se encojen, se agrandan, palpitan…
las mecen fantasmagóricas antorchas.
Y sobre las piedras agrestes del torreón,
mil formas aparecen dibujadas.

Con saña golpea la noche en la ciudad,
detrás de los cristales del palacio, golpea.
Atadas a las tinieblas del río Henares,
a lo lejos, profundas negruras, golpean,

Oscuridades de rasgos siniestros son los llanos
forcejean sobre abismos siderales los cielos.
Luminarias resplandeciendo sobre espejos.
Vientos violentos, destellos y chispas,
redoblan truenos y relámpagos.
El cielo se desploma en aguacero

Pero en la placida cuna de la torre,
mi niña, la Duquesa, su sueño duerme:
Celestes cielos en mañanas soleada.
Mañana, de tanto remolino
y tormenta mojada,
quedará el la ciudad,
un grato olor a hierba cortada.

UNA CERVEZA dijo...

Más que un paseo mi propuesta es de un desafio extremo, mucho más emocionante que los programas de viajes a sitios remotos, casí inalcanzables por el hombre... A veces no hay que buscar la emoción lejos.
Nuestro paseo se inicia en la emblemática plaza de Santo Domingo, lugar idóneos de quedadas. Una vez allí tan sólo hay que alquilar una de esas maravillosas bicis que por un módico precio puedes disfrutar.
Objetivo: llegar al carril bici, mientras vas disfrutando los parques y paseos y descubriendo los rincones de nuestra ciudad.
Eso sí, no todo es tan fácil como lo pintan, ya que mientras disfrutas del paisaje y de un paseo en bici, en teoria deberías hacerlo, tienes que sortear el tráfico e intentar no circular por la acera o los paseos, a no ser que quieras tener el obsequio de una multa bastante elevada, por gentileza de la ley de convivencia de esta ciudad, ya que sería alterar a los viandantes en sus trayectos...
Por fin llegas al carril bici y puedes ir por el mismo tranquilamente... Pero la aventura no ha acabado, tienes que regresar a devolver la bici.

David Ruiz dijo...

Yo normalmente no paseo por Guadalajara, me desplazo a pie a empresas o asesorías que es mucho menos lúdico. Pero como siempre suelo hacer el mismo recorrido, el que va desde el Brianda hasta la calle Mayor, siempre se me cuelan los mismos pensamientos entre derechos y obligaciones sacados de la LPRL. Pienso qué será de ese parque tan coqueto tras el torreón de Alvar Fáñez si algún día el río Henares decide recuperar el espacio que antaño fue suyo. Pienso que la historia del caballero y las estrellas tiene que ser de las más emocionantes jamás contadas y pienso a ver a que arriacense engaño para que me la relate. Ante la puerta del Infantado me quedo un rato mirando los relieves porque estoy casi seguro de que esconden algún tipo de mensaje secreto. Casi siempre paro frente a la pastelería de la calle Mayor y me quedo embobado mirando los bizcochos borrachos. Últimamente creo que hasta me saludan. Veo las enormes máquinas frente al ayuntamiento extraer tierra y pienso si es que no solo Gallardón tiene una corazonada sino todos los alcaldes de España que están a la búsqueda del tesoro. Pienso si no había otro sitio más empinado en toda Guadalajara para colocar el edificio de la TGSS. Pienso que Guadalajara sería una ciudad curiosa, bonita y tranquila en la que vivir. Lástima que exista Alcalá de Henares.

Anónimo dijo...

Paseo por la guada que nos queda,
El adoquín es una especie en vías de extinción,quién lo hubiera dicho cuando era la señal del máximo progreso. Mayor, calle de los bloques de granito asustados por el negra cortina del asfalto. Los perros olisquean el empedrado como para detener el tiempo. Mayor, plaza de tierra levantada de esquinas que trasnocharon la fiesta de la especulación, Mayor, plaza desgarrada, una noche de éstas tus columnnas lloraran y ya será tarde...

Anónimo dijo...

alvar fañez de minaya, traidor a los que duermen y viven en lo que hoy es guadalajara, héroe para los que, ante los muros, quieren desalojar a sus buenos habitantes, también abrió,¿quizás?, la puerta al uso del ordenador, instrumento extraño, innecesario y desconocido para la buena gente de este conjunto de edificios, guadalajara, no hace mucho. seguramente nada llegará de esto a nadie, consecuencias de no ser entendido en el manejo de este instrumento.

El hortelano dijo...

Guadalajara, la ciudad de los cuentos

Es un sábado por la mañana; con nuestras hijas llegamos a la estación de autobuses de Guadalajara y cogemos el sendero de ladrillos amarillos que nos lleva al centro de la ciudad. Los adoquines son de un tono amarillo brillante que nos encantan.

Parada obligada en el Palacio del Infantado, un edificio mágico que hoy alberga al Centro Nacional del Cuento. Un espacio vivo donde siempre, siempre, hay algo que hacer.
El paso por la sala del Vestidor Mágico es una actividad casi obligada para mis hijas. Allí se disfrazan de los protagonistas de sus cuentos favoritos o inventan nuevos personajes.
Hemos visitado una exposición de ilustraciones de cuentos clásicos, de artistas españoles, a los que no conocíamos y a los que ahora seguiremos la pista.
Escuchamos a un par de niños que en la Sala de la Chimenea cuentan con gran desparpajo. A una de mis hijas sé que le ha picado el gusanillo.

A la hora del aperitivo subimos por la calle Mayor donde un montón de librerías que se alternan con los bares, nos tientan con magníficos volúmenes de todo tipo, que hoy sin prisas podemos ojear.

Comida en un restaurante donde estamos abonados al asado de cordero. La carta de postres, inspirada en personajes de cuentos, nos intriga. Ya hemos probado casi todo, pero nos aseguran que la están innovando.

Hoy hemos vuelto pronto a Madrid porque llovía y no hemos ido bien equipados, pero otras tardes hemos asistido a algún espectáculo o disfrutamos de los excelentes parques de la ciudad.

Guadalajara, Ciudad de los Cuentos es una apuesta creativa, atrevida y arriesgada que requeriría que muy distintas entidades compartieran una visión a medio plazo, se ilusionaran, planificaran, se coordinaran, y colaborasen…y ese sí que es otro cuento.
El Maratón, los Viernes de los Cuentos y otros eventos ya han abierto un camino, un camino que sería genial fuera de ladrillos amarillos.
Ana Aya Durán