jueves, 23 de mayo de 2013

Europesadilla



Aleix Saló ha encontrado la manera de enfrentarse con la crisis sin caer en el desánimo que irradia, rentabilizándola, además.
Si estáis sensibles con el tema os recomiendo no ver el vídeo, no ver El Intermedio a diario y apagar las noticias con frecuencia.
Pero, la realidad es la que es y aunque reguléis la dosis de malas noticias también os recomiendo salir a la calle, quedar con los amigos, acoplaros a toda manifestación que os parezca medio justa, cantar, bailar, caminar, follar y hacer cualquier cosa que os proporcione placer, mejor si es en compañía. Supongo que el asunto consiste en cambiar el mundo y no va a cambiar solo, así que tendremos que cambiar algún trocito que nos quede cerca antes de optar por soluciones más drásticas.

¿Cuál seria vuestra receta?

3 comentarios:

BRAGAOMEANO dijo...

Lo de follar es una buena receta.
Otra muy buena es sacar la guillotina
y darla uso. Otra invadir Suiza y repartir el dinero que los tiranos han robado entre sus súbditos.
La mejor, es que vuelva la división de poderes y nadie sea intocable.
Que las cajas y bancos, vuelvan a dar dinero barato a las pequeñas y medianas empresas para que creen trabajo.
Que el intermedio contrate a guionistas mas brillantes, pues la mayoría de los chistes son malos y previsibles.

BRAGAOMEANO dijo...

Que los profesores de la enseñanza publica dejen de pensar y actuar como funcionarios y vuelva a tener vocación de maestros. Con solo esto, hubieran funcionado todas la reformas
y la gente no se pegaría por llevar a sus hijos a colegios concertados. Donde los maestros no has aprobado ninguna oposición. Igual digo de otras actividades publicas, en las que trabajan funcionarios o laborales. Si hubieran trabajado como si se jugaran el puesto. Casi nadie pondría la gestión publica en duda.

Jesús Rocha dijo...

Recetas para cambiar al mundo. Será de los humanos, porque al mundo ya lo cambiamos sin miramientos ni preguntarle. Pobre mundo, sufriéndonos como sus parásitos más comunes e insaciables. El mundo cambiaba muy despacio, pero despertó la ambición humana, con nuestro voraz apetito de crecer, y lo pusimos a cien. Non hay recetas humanas, hay intenciones, intereses, aprovechamientos. Somos tantos y vivimos sin miramiento con la tierra que nos cobija. Humanos sin medida en todo, inclusive entre nosotros, somos un cáncer. Menos mal que nuestras vidas son limitadas, pero así y todo, no cejamos en ser más, y utilizar los recursos sin medida. Nos seguimos creyendo el centro del universo, nos merecemos todo, creemos que la tierra seguirá igual, aunque hagamos barbaridades. Como ilusos, seguimos votando a Rajoy, y después...Aznar. ¡Qué asnos somos! con perdón de los equinos.