El otro día estuve en la presentación del libro de Benjamín Prado Ya no es tarde en la Librería Muga de Vallecas. Entre otras cosas nos contó el porqué del título que tiene que ver con la magia de mezclar dos cosas negativas ("ya no", "es tarde") para conseguir una positiva. Pura matemática. Luego contó una historia de dos anillos en los que pone eso mismo, pero bueno, que os la cuente entera él si quiere.
El primer poema que se leyó fue éste:
Nunca es tarde
Nunca es tarde para empezar de cero,
para quemar los barcos,
para que alguien te diga:
-Yo sólo puedo estar contigo o contra mí.
Nunca es tarde para cortar la cuerda,
para volver a echar las campanas al vuelo,
para beber de ese agua que no ibas a beber.
Nunca es tarde para romper con todo,
para dejar de ser un hombre que no pueda
permitirse un pasado.
Y además
es tan fácil:
llega María, acaba el invierno, sale el sol,
la nieve llora lágrimas de gigante vencido
y de pronto la puerta no es un error del muro
y la calma no es cal viva en el alma
y mis llaves no cierran y abren una prisión.
Es así, tan sencillo de explicar: -Ya no es tarde,
y si antes escribía para poder vivir,
ahora
quiero vivir
para contarlo.
No os digo nada. Empezad así: "Nunca es tarde..." y luego continuad si tenéis lo que hay que tener.
A veces no entender del todo lo que dice una canción ayuda a cantarla con más tranquilidad. Mi ejercicio de hoy es traducir esta canción con mis palabras. Os dejo los comentarios abiertos para que traduzcáis los fragmentos que os dé la gana de vuestra canción favorita.
Inglés: I'm just the pieces of the man I used to be Too many bitter tears are raining down on me I'm far away from home And I've been facing this alone For much too long Oh, I feel like no-one ever told the truth to me About growing up and what a struggle it would be In my tangled state of mind I've been looking back to find Where I went wrong
Too much love will kill you If you can't make up your mind Torn between the lover And the love you leave behind You're headed for disaster 'Cos you never read the signs Too much love will kill you - every time
I'm just the shadow of the man I used to be And it seems like there's no way out of this for me I used to bring you sunshine Now all I ever do is bring you down Ooh, how would it be if you were standing in my shoes Can't you see that it's impossible to choose No there's no making sense of it Every way I go I'm bound to lose Oh yeah
Too much love will kill you Just as sure as none at all It'll drain the power that's in you Make you plead and scream and crawl And the pain will make you crazy You're the victim of your crime Too much love will kill you - every time
Yes, too much love will kill you It'll make your life a lie Yes, too much love will kill you And you won't understand why You'd give your life, you'd sell your soul But here it comes again Too much love will kill you In the end In the end
Mi traducción: Sólo soy los
restos del hombre que solía ser
El proyecto empieza así: ella le dice a él que por qué no viajan juntos a la costa oeste en un Cadillac documentando todo lo que les ocurre, cada uno con su diario y su cámara de vídeo. De ahí sale después la película "Double blind", también conocida como "No sex last night".
Otra forma de resumir el argumento es que ella lo quiere a él y él no está nada seguro y escribe cartas de amor a otra.
Durante las primeras noches compartidas ella resume: "No sex last night" con la cama deshecha de fondo. Tienen que pasar 17 días para que el resumen de la noche sea "¡Yes!". No hay que ser muy listo para saber no ya que la historia no tenía futuro, sino que no tenía presente, pero si no no habría película, supongo.
Sophie Calle es una artista interesantísima. Creo que la primera vez que oí hablar de ella fue por algo que me contó Esteban seguramente en relación con su exposición de 1996 en Madrid. Luego me la encontré como María Turner en el Leviatán de Paul Auster y se quedó en mi cabeza como referencia de lo que es un artista. Escucharla es una delicia (habla del proyecto "Double blind" a partir del minuto 32) y ahora es posible ver una exposición de su obra en Barcelona (Modus vivendi, Sophie Calle, La Virreina Centre de la Imatge).
El juego de hoy es que nos planteéis un proyecto artístico a imagen de los que se le ocurren a Sophie Calle.
Así, sin pensarlo, podría ir a la exposición de Sophie Calle y hacer a la gente que llega una pregunta antes de entrar y a la salida.
Las preguntas serían: ¿Qué te trae aquí? al entrar y ¿Ha cambiado algo? al salir.
No es nada ni original ni arriesgado, pero puede ser bonito.
La frase de Warhol es: "En el futuro todos tendrán sus 15 minutos de fama mundial".
Os podría hablar de mis diez segundos de fama nacional cuando salí disfrazado de pirata en el telediario de Antena 3 o de Tele 5, no recuerdo, hace casi 20 años cuando el tema de el maratón de los cuentos era el mar. El lunes me dijeron algo en el trabajo, pero nada más se supo.
El tema de hoy es lo que aparece en la imagen. Mirad.
Que salga una reseña sobre tu libro en el segundo periódico del país, aunque sea a tres páginas, no llega a eso, pero es bonito.
Es gracioso cómo reacciona la gente ante este hecho excepcional sólo por infrecuente. Hay dos reacciones básicas:
¿A quíén conoces? que no va desencaminada, es lo más lógico, que algún amigo de un amigo se haya tirado el rollo y haya puesto tu libro ahí... y
¿Te habrá costado una pasta?
La verdad es que todo esto me ha dado más risa que otra cosa porque el autor del artículo, P. Unamuno, no se ha puesto en contacto conmigo y la primera noticia del artículo la tuve el jueves por la mañana cuando mi hermana me mandó un mensaje: "Mira el periódico que sales".
Ahora, sin quererelo, he salido del armario y he dejado de ser un ciudadano anónimo para ser el psiquiatra y escritor, porque si lo dice "El Mundo", será verdad.
Lo que pienso yo es que con todo el asunto del suicidio ampliado del piloto de Germanwings, este tema que ya de por sí nos interesa a todos, ha tenido su momento y el autor, buscando en Internet, ha encontrado mi libro en Amazon y se lo ha descargado. Ahora le mando un tuit y le pregunto.
Para el que tenga ganas de escribir, el ejercicio de hoy sería que contaseis la historia de vuestros segundos de fama.
Gisèle Freund conoció a Walter Benjamin en la Biblioteca Nacional de París y allí lo retrató. Benjamin no sólo se hizo amigo de Freund allí, también conoció a mucha gente, entre ellos al director de la institución en aquel triste año de 1940, Georges Bataille. Éste escondió en la propia Biblioteca el manuscrito de Benjamin de La obra de los pasajes y allí sobrevivió el texto a la guerra, entre otras cosas porque el general alemán von Choltitz decidió desobedecer la orden de Hitler de destruir París el 14 de agosto de 1944 .
Esconder un libro en una biblioteca es fácil, esconder a un hombre ya es otra cosa. Benjamin, que se había negado anteriormente a abandonar París, porque allí estaba su vida y sus libros, tuvo que hacerlo y murió en el camino, cuando ya había cruzado la frontera francesa, dejando en algún limbo una maleta llena de escritos.
De este filósofo queda una obra fragmentaria y sugerente de la que un día le pediremos que nos hable a la experta, Tania Castellano.
Mientras, os voy a pegar unos fragmentos para que juguemos con ellos y nos contéis lo que os recuerdan o lo que supuso para vosotros dejar atrás París la última vez:
Ser feliz significa poder percibirse a sí mismo sin temor.
Nos hemos vuelto pobres. Hemos ido perdiendo uno tras otro pedazos de la herencia de la humanidad; a menudo hemos tenido que empeñarlos en la casa de préstamos por la centésima parte de su valor, a cambio de la calderilla de lo «actual».
En la improvisación reside la fuerza. Todos los golpes decisivos habrán de asestarse como sin querer.
MAPA ANTIGUO. En un amor, la mayoría busca una patria eterna. Otros, aunque muy pocos, un eterno viajar.
La tradición de los oprimidos nos enseña que la regla es el «estado de excepción» en el que vivimos.
El analfabeto del futuro será, no quien no conociese las letras, sino quien ignorase la fotografía.
Son las imágenes que nos seducen cotidianamente, aquellas que constituyen nuestra propia memoria y, más radicalmente, nuestra propia subjetividad.
Contiene por orden alfabético referencias como éstas:
Berg, Alban. Compositor dodecafónico austriaco muy del gusto cortazariano, al igual que Arnold Schoenberg y sobre todo que Anton Webern, dentro del trío su predilecto en términos absolutos. En Rayuela Alban Berg comparece en la lista de agradecimientos de Morelli, aunque se indica que finalmente su nombre fue tachado por el escritor. El capítulo 139 consiste en la traducción de una nota anónima al dorso de un disco suyo. Referencia, además, en el Cuaderno de bitácora. Citado en el poema “Ándele” de Salvo el crepúsculo.
Bergamín, José. Morelli, en Rayuela: “Un día José Bergamín casi se cae muerto cuando me permití desinflarle dos páginas, probándole que...” Divertido este fragmento de una carta a Jonquières, de 5 de agosto de 1958, en la cual alude agridulcemente al poeta y ensayista español, contertulio ramoniano en Pombo, y director de la revista Cruz y Raya: “No te pongas verde de rabia, pero a veces creo que deberías haber nacido en España. Tu prosa, por lo menos, es de un casticismo extraordinario. Cuentas (no sé si piensas) como un excelente escritor español (el mejor Bergamín, por ejemplo, sin las repeticiones y las rebabas). Personalmente yo me hago otra idea de la prosa, y precisamente por eso puedo admirar sin complicidad la tuya”.
Bernárdez, Aurora. Traductora y ensayista argentina. Hermana del poeta martinfierrista Francisco Luis Bernárdez. El 22 de agosto de 1953 se casó con Cortázar en la Mairie del XIIIème, Place d’Italie. Durante los años cincuenta y sesenta compartieron numerosos viajes por Francia y otros países. Mario Vargas Llosa: “era difícil determinar quién había leído más y mejor, y cuál de los dos decía cosas más agudas e inesperadas sobre libros y autores”.
(...)
Mañara, Miguel de. El legendario sevillano,
presente en el Cuaderno de bitácora de Rayuela.
Marché aux Puces y otros rastros. Un culto
compartido con Breton y, en clave hispánica,
con Ramón Gómez de la Serna, autor de un
pionero libro sobre El Rastro (1915). Carlos
Fuentes: “Morelli, un viejo escritor fracasado,
posible alter ego del autor, es el magister ludi
de este mercado de las pulgas de la cultura,
de esta Porta Portese de las ideas en las que
se acumulan los desechos”. De una carta de
Cortázar a María Rocchi de 19 de enero de
1952: “¿Tú visitaste el Marché aux Puces?
Ojalá que sí, porque es extraordinario. Estuve
hace unos días y si hubiera tenido dinero
(por suerte no lo tenía) me vuelvo a la Cité
convertido en una especie de buhonero. Jamás
creí que las cosas pudieran tener un cementerio
semejante. Manzanas y manzanas de stands
donde al lado de una cajita de música y un
telescopio roto ves una bola de vidrio, un disco
de Adelina Patti, un pájaro disecado y un frasco
para atraer a los enamorados. (Y en un cafecito,
en pleno laberinto, tangos criollos)”.
Marías, Julián. Memorable, en Rayuela, esta
malvada frase del español Perico sobre su
compatriota: “Vengo porque estoy cansado de
leer en mi cuarto un estudio de Julián Marías
que no termina nunca”. En la parte porteña,
otra broma similar, en el contexto Ceferino
Piriz. Vuelve Cortázar a la misma carga en
Libro de Manuel. Las bromas a propósito
del filósofo y ensayista español, abundan
en su correspondencia. A Ernesto González
Bermejo le confesará su aburrimiento ante las
extensas colaboraciones en el diario porteño
La Nación, tanto de Marías, como de Azorín:
“En el momento en que Borges era el maestro
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del rigor estilístico usted abría La Nación o
La Prensa y se encontraba con esos chorros
de facundia española, con las interminables
páginas de Azorín y de Julián Marías, y de toda
esa gente, que llenaba y llenaba cuartillas, sin
que se supiera realmente bien para qué. Yo
tenía, claro, un movimiento de espanto frente
a esto y me echaba para atrás”.
Marisol. La escultora venezolana integrada a
la escena neyorquina, y próxima al “pop art”,
es citada por Cortázar en “/que sepa abrir
la puerta para ir a jugar” en Último round,
donde las contempla a Leonora Carrington, a
Remedios Varo y a ella, como “tres muñecas
perversas”. En su biblioteca nos encontramos
con el catálogo de la individual caraqueña de
Marisol, de 1968.
Así que, siguiendo el consejo de Cortázar, vamos a abrir la puerta para ir a jugar: ¡Hagamos un diccionario de París!