sábado, 5 de noviembre de 2016

Mastropiero y la escritura regresiva


Mastropiero es una pizzeria argentina que hay en Malasaña. Bueno, son dos y en la imagen tenéis una de las direcciones. Todo lo que os voy a contar es que las pizzas están todas muy buenas, incluida la erótica que juraría que probé allí, aunque me puedo equivocar. Lo más importante es que cuando terminas te regalan una tarta de tamaño proporcional a la pizza y una cantidad de dulce de leche generalmente desproporcionada. Pero bueno, la cosa es que el otro día pasé por delante y estaba cerrada y se podía ver su preciosa decoración que tapa un corazón que habían antes (fijaos junto a la pierna de la chica. Lo buscaré que lo debo tener guardado). Además en las otras dos puertas había más:



Fijaos qué preciosidad.
Me interesa especialmente el último que es un ejemplo de lo que podríamos llamar escritura regresiva. Evidentemente, la denominación no se refiere a que nos lleve a fases arcaicas de nuestro desarrollo, ni al término grafológico que designa la escritura en la que las letras están acostadas hacia la izquierda y que se supone que denota introversión y falta de interés por el otro, sino a que no hace falta escribir añadiendo palabras para contar una historia. A veces se es más expresivo quitando letras o palabras, sobre todo si hablamos de la pérdida, que es un buen tema. El tema.

¿Alguien se atreve a escribir una historia regresiva retirando letras o palabras de una línea inicial?

En los comentarios os dejo espacio.

Os dejo espacio.

Os dejo.

3 comentarios:

  1. Nada, que no se me ocurre nada
    Nada, que no se me ocurre
    Nada, que no sé
    Nada, que no
    Nada

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  2. Aprehender el pasado pospone el futuro
    Aprehender el pasado pospone
    Aprehender el pasado
    Aprehender
    Apre nder
    per der

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  3. Se echa el cierre y aparece la palabra fin.
    Cierre y fin.
    Fin.

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