Dice Berrand Russell:
La fe en las virtudes del trabajo está haciendo mucho daño en el mundo moderno
Los métodos de producción modernos nos han dado la posibilidad de la paz y la seguridad para todos; hemos elegido, en vez de esto, el exceso de trabajo y la inanición para otros. Hasta aquí, hemos sido tan activos como lo éramos antes de que hubiese máquinas; en esto hemos sido unos necios, pero no hay razón para seguir siendo necios para siempre.
(Bertrand Russell, Elogio de la ociosidad. Edhasa, Barcelona, 1986)
Cuando tengáis un rato leed las diez páginas de esta obra de Russell en la que propone que trabajemos 4 horas al día y nos recuerda que hace cien años la jornada laboral podía ser de hasta 15 horas.
Después de leerla, se me ocurrió el otro día lo siguiente que colgué en Twitter:
Si no hay trabajo para todos, ¿de quién ha sido la brillante idea de que los que trabajamos tenemos que trabajar más.
Otra opción más larga sería ésta que parece más una carta al director:
En un momento en el que todo el que
tiene un trabajo se aferra a él hasta escararse sin apenas protestar cuando
aumentan sus horas de trabajo y disminuye su sueldo, lo que voy a decir puede
sonar extraño, pero no me cabe duda: para salir de la crisis tenemos que
trabajar menos, para vivir mejor, tenemos que trabajar menos y para que no
quememos este bendito planeta en dos generaciones más, también tenemos que
trabajar menos.
Cuantas más horas trabajemos,
habrá más parados que estarán dispuestos a cobrar menos por su trabajo, todos
tendremos menos salud y habrá más miseria. Me duele que el gobierno de mi país
haya colaborado a todo esto que parece un plan orquestado por los poderosos
para que haya cinco millones de parados dispuestos a venderse por un plato de
lentejas.
Tal vez la pregunta sea cómo queremos
salir de de la crisis. ¿queremos salir disparados hacia otra crisis igual o
queremos salir de ella buscando otra cosa, buscando algo mejor para todos?
¿Qué se os ocurre a vosotros?