miércoles, 23 de octubre de 2013

Yo sé que existo



Yo sé que existo
porque escribo esto,
porque cuando hablo
mis amigos me responden,
porque cuando lloro
tú me abrazas,
porque cuando hablan mis hijos
yo estoy con ellos
y los escucho.

Esto es sólo un intento, vosotros podéis hacer el vuestro.
Por ejemplo, así es como hizo Ángel González este ejercicio:


Muerte en el olvido
Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.

Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa.
Verán viva
mi carne,
pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...

2 comentarios:

  1. Yo sé que no existo
    porque ya no me enternece
    el llanto de los coches
    y así queda recogido
    en los tratados de psicosociología

    Sé que no existo
    porque los cirujanos no me saludan
    cuando me los cruzo en los pasillos
    y me falta el sexto sentido
    para distinguir
    si son ellos o soy yo, el que está muerto
    sin saberlo

    Yo sé que no existo
    porque las carreteras de madrid
    están asfaltadas con la maldad de sus conductores
    y hay que pagar la alegría de peaje
    sin embargo las recorro a diario
    con una sonrisa en la frente

    Sé que no existo
    porque si existiera en un mundo asimétrico
    desmantelado por partes
    por superhéroes del cinismo e ilusionistas
    que alimentan a la masa como niños malcriados
    con lo que quieren
    en lugar de con lo que necesitan
    si yo existiera en ese mundo planificado con crueldad
    no tendría vocación de reverendo
    sino de soldado
    y los gallos no cantarían, ni siquiera otros

    y a veces
    en los pasillos
    escribo mientras las cámaras me graban
    los de seguridad repasan las imágenes
    pero no me ven
    mi jefe no lo sabe – no se lo digan –
    me reflejo en los espejos con rostro de oficinista
    distraído
    él tampoco existe, solo existe sobre el papel
    que circula en recursos humanos
    para jugar al capitalismo sin ánimo de lucro

    Yo sé que no existo
    porque tengo un pensamiento frágil
    pero pienso
    luego…

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  2. Esta mujer creció entre árboles.
    Subida a sus ramas medía su valor.
    Cuando esta mujer fue niña,
    no conocía la altura de las olas.
    Aprendió a flotar en su mar interior.
    Esta mujer, rodeada de flores,
    no distinguía entre uno y otro color.
    Esta mujer, cuando era niña,
    observaba, sin saberlo, todo en color azul.
    La mujer que habla no sabe gritar,
    su voz es suave y delicada.
    Quien quiere oir sus palabras
    ha de guardar silencio frente a ella.
    Y escuchar...
    Esta mujer cuenta historias que han ocurrido
    y seguirán ocurriendo...
    Las olas del mar azul no están delante,
    están dentro de ella.
    Solo podrá verlas
    aquel que la sepa escuchar.


    Mª José Olivares

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